Capítulo 5

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Trece años atrás

Valentina corrió por el pasillo, sin molestarse en hacer una parada en su casillero para dejar los libros que no necesitaba. Sonrió y saludó a Pamela, otra porrista, pero no se detuvo a charlar.

Sabía que Juliana usaba una bicicleta para llegar a la escuela, por lo que se apresuró a salir por la puerta lateral donde estaban los soportes para bicicletas. Por alguna razón, la chica alta, de cabello oscuro le intrigaba. A menudo sentía sus ojos sobre ella, y la sorprendía mirándola fijamente. Había algo en la forma en que Juliana la miraba, era misterioso incluso era un poco aterrador, no conocía a Juliana, habían tenido una clase juntas en su primer año, pero rara vez hablaban, ahora que su segundo año estaba por terminar, sólo se habían dicho un puñado de "holas" la una a la otra.

Tenían una sola clase juntas ese año, historia y se sentaban en lados opuestos del salón. Aun así, cada vez que se volteaba, se encontraba a Juliana observándola. La otra chica miraba hacia otro lado, con la vergüenza reflejada en su cara cada vez que la sorprendía. Esto confundía a Valentina más que asustarla, Juliana obviamente era inofensiva pero la mirada de sus ojos...bueno, era casi como la de un chico mirando a una chica. Eso la asustaba, sólo un poco.

Había zumbidos de bicicletas y todo el mundo saliendo rápidamente de la escuela, vio a Juliana en el medio del pelotón, con el cabello largo y oscuro que flotaba detrás de ella mientras se alejaba.

-Mierda-murmuró. Era viernes, no iba a tener la oportunidad de ver a Juliana nuevamente hasta el lunes. Se dio la vuelta y preguntándose qué diría su madre si de repente comenzara a montar en su bicicleta para venir a la escuela todos los días, pensaría que había enloquecido.

Caminó hacia el interior, ahora con más lentitud. Ella era una porrista, era oficialmente una de las chicas populares, no podía deshacerse de su nuevo coche por una bicicleta, había esperado demasiado tiempo para ser capaz de conducir como para volver a las bicicletas.

-Hey, Valentina. ¿Quieres ir a nadar?

Valentina se detuvo en su casillero, sus dedos moviéndose automáticamente por la combinación de la cerradura, marcando correctamente los números requeridos

- ¿Dónde?

-A casa de Jennifer- Pamela se apoyó en la taquilla más cercana a la de ella

–Lucho va a estar ahí- dijo ella con voz cantarina.

- ¿Chicos?

-Sí, la madre de Jennifer dijo que, finalmente, era lo suficientemente mayor como para tener fiestas con chicos sin supervisión- Ella rodó sus ojos dramáticamente -Como si no éramos lo bastante mayores el año pasado.

Valentina sacó dos libros poniéndolos en su mochila, y luego cerró de un golpe su taquilla. -Sí, ella no lo permitiría si supiera que Jennifer ha estado follando con Seth desde el verano pasado.

Pamela rió -Hablando de eso ¿cuándo vas a ceder y salir con Lucho?

Valentina negó con la cabeza -No me gusta Lucho, no de esa manera.

- ¿Qué más se puede pedir? Es uno de los chicos más guapos de la escuela.

-Simplemente no hay chispa allí. Necesito que haya una chispa- dijo Valentina sorprendida de que su mente se dirigiera hacia Juliana y esos ojos oscuros que muchas veces la miraban.

-Tal vez si salieras con él, habría una chispa- dijo Pamela tirando de su brazo mientras caminaban por el pasillo casi vacío.

Valentina se encogió de hombros -No lo sé, tal vez.

-Oh, ¿y sabes esa jugadora de baloncesto? ¿La que entró al equipo de secundaria el año pasado en su primer año?

Valentina se detuvo - ¿Juliana Valdés? -dijo, el nombre sonaba extraño para ella y se dio cuenta de que era la primera vez que lo mencionaba en voz alta.

-Sí, ella. Jennifer la invitó a la fiesta.

- ¿Por qué? ¿Ella la conoce?

-En realidad no, pero Sergio piensa que es sexy.

- ¿Sergio? Pero él está...

-Ellos rompieron.

- ¿Cuándo? - Valentina comenzó a caminar de nuevo, su mente corriendo. ¿Juliana en la fiesta de la piscina? no sabía si estaba contenta o enojada. Sí, quería llegar a conocerla, simplemente no quería que todos llegaran a conocerla.

-Tuvieron una pelea la semana pasada. Cheri le dijo que se fuera a la mierda- dijo rompiendo en un ataque de risa.

-Es un idiota.

-Él es mariscal de campo. ¿Qué se puede esperar?

La mente de Valentina no estaba en Sergio. Se mordió el labio mientras se preguntaba lo que usaría, los chicos estarían allí era lógico que usara su bikini. Luego se imaginó esos ojos oscuros mirándola y sintió un escalofrío involuntario, tal vez debería usar el de una sola pieza que era más conservador, ella inclinó la cabeza, pensativa, formando una leve sonrisa.

O puede que no.

***

Valentina se quitó su larga camiseta, consciente del diminuto bikini que llevaba. Esperaba silbidos de los chicos y no se decepcionó, lástima que ninguno de ellos provocaba ningún interés en ella. Se puso de pie en el borde de la piscina y luego se zambulló desapareciendo bajo el agua, amando la fresca y limpia sensación del agua sobre su piel caliente. Cuando salió a la superficie, no se sorprendió de encontrar a Juliana Valdés observándola. Juliana desvió sus ojos de inmediato, pero no antes de que Valentina sintiera el calor de ellos.

Una vez más, no entendía la atracción, no entendía su fascinación por ella, no eran amigas, nunca se encontraban la una con la otra fuera de la escuela. De hecho, dudaba que alguien en la fiesta hubiese pasado tiempo con Juliana.

Sin embargo, allí estaba, en su fiesta de piscina porque Sergio el idiota pensaba que Juliana era sexy. Ella había visto a Sergio hablar con ella, había visto que la otra chica le sonreía, pero Juliana todavía seguía sola, alejada de los demás, su traje de baño rojo de una sola pieza revelaba poco, aparte de que tenía el cuerpo perfecto de una atleta.

Valentina se levantó a sí misma fuera de la piscina, haciendo una pausa mientras sus pensamientos se esclarecieron. Juliana fue invitada porque Sergio pensaba que era sexy, pero esa no era la razón por la que Juliana estaba allí. No, Juliana estaba allí porque Valentina estaba allí.

Se volvió lentamente, encontrando nuevamente los ojos de Juliana sobre ella. Esta vez, ella no desvió su mirada tan rápidamente, Valentina la sostuvo durante unos segundos más, reconociendo la totalmente inesperada, y completamente extraña, chispa entre ellas. 

Oh, Dios...por fin una chispa. No de Lucho, no, sino de otra chica. Juliana Valdés.

Avergonzada, se dio la vuelta, caminando rápidamente hacia una tumbona y desplomándose sobre ella. Cogió una toalla para cubrirse la cara, fingiendo la necesidad de secarse. Oyó risas y salpicaduras, sabiendo que los otros habían saltado a la piscina. Ella bajó la toalla, haciendo un esfuerzo por mantener los ojos lejos de Juliana. Sin embargo, no importaba, sabía que iba a ir a hablar con ella. Tenía que hacerlo, no todos los días tenía escalofríos con sólo mirar a los ojos de alguien.

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