Capítulo 15

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En la actualidad.

Valentina era un manojo de nervios cuando se detuvo en el estacionamiento del flamante Holiday Inn en el lado norte de la ciudad. Estaba sentada en su coche, mirando a su alrededor con nerviosismo, conociendo su suerte, Juliana llegaría al mismo tiempo. Pero todo estaba en silencio mientras salía. Tomó su bolso, corriendo por el estacionamiento a la entrada, se vio envuelta inmediatamente en un abrazo cuando Pamela corrió hacia ella -Oh, Dios mío- gritó de manera espectacular, como si nunca se hubiesen visto -No puedo creer que ya estés aquí.

Valentina le devolvió el abrazo -Hola, Pamela. ¿Me extrañaste o simplemente necesitabas apoyo moral? - miró a su alrededor - ¿Todos están aquí?

-Ya faltan pocos, demasiados para nombrarlos. Y sí, tú eras la presidenta de la clase, deberías estar haciendo este trabajo.

-Pero tú vives aquí, estuvimos de acuerdo en que tú serías la mejor para este trabajo- Valentina le recordó

-Bueno, ha sido un poco divertido – La empujó hacia el escritorio -Regístrate. Nos vemos en el bar.

-Está bien- tomó una respiración profunda - ¿Ya llegó Juliana Valdés?

Pamela sonrió -Oh, Dios mío, sí. No vas a creer como se ve.

Valentina frunció el ceño ¿Qué? ¿Aumentó 200 libras? ¿Se afeitó la cabeza? ¿Estaba cubierta de tatuajes? ¿Piercings? ¿Qué? Pero antes de que pudiera preguntar, Pamela se había apresurado para saludar a una nueva pareja que entraba. El hombre le pareció algo familiar pero Valentina no podía ubicarlo, no se detuvo en él volviéndose al escritorio, sonrió a la recepcionista mientras le daba su nombre.

Así que Juliana ya estaba aquí, maravilloso. Podría acabar con todo de una vez, firmó sin mirar, tomó la llave sin pensar y automáticamente se dirigió a los ascensores, finalmente, miró su recibo, encontrando el número de su habitación -Debí haber tomado otra margarita- murmuró mientras el ascensor la llevó a la tercera y última planta.

Metódicamente desempacó su bolso, caminando sin rumbo alrededor de la sala, intentando ganar el mayor tiempo posible. La reunión de la hora feliz era casual, pero ¿qué significa eso? ¿Jeans? ¿O los pantalones cortos de verano? Miró la ropa que había empacado, decidiendo que estaba Calloway, los pantalones cortos de verano estarían bien.

Así que se desvistió, tomando una ducha sin prisa, finalmente sintió los efectos del tequila mientras su estado de ánimo cambiaba de nervioso a apacible y apacible era lo que necesitaba si iba ver a Juliana por primera vez luego de años.

Mientras se vestía, se preguntaba cuál sería su reacción. Por otra parte ¿qué pasaba con Juliana? ¿Estaría sintiendo algo de la agitación con la que Valentina había estado luchando el último mes? ¿Y qué demonios quiso decir Pamela con eso de cómo se veía?

Sólo ve hasta allá

Respiró profundamente, mirándose en el espejo, satisfecha con lo que vio. Sus años de actividad, ciclismo y trote, por la insistencia de Ivana, le habían mantenido en buena forma. Tenía el cuerpo tonificado, la piel bronceada y su rostro claro. Se veía bien. Grandiosa, de hecho. Pasó los dedos por su cabello, las capas le hacían lucir despreocupada y....despeinada. Suspiró, ¿Despeinada? Bueno, no podía posponerlo más.

Metió efectivo en uno de sus bolsillos y la tarjeta de acceso en el otro y luego se dirigió hacia los ascensores, consciente de que había llegado el momento. Hizo caso omiso de su nerviosismo, escondiéndolo muy dentro de ella, tratando de reunir un poco de emoción hacia la noche. Iba a ver a viejos amigos. Se renovarían amistades, visitaría a Pamela, la única persona que veía con más frecuencia y evitaría a Juliana Valdés a cada momento.

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