—Aléjate Jimin, serás importante entre los demás reinos, pero no eres bienvenido—. Ambas miradas asesinas y retadoras.
Jimin, el problemático primogénito del reino de los cielos, astuto e inteligente, carisma y extremadamente atractivo.
Sus alas blancas batían el denso humo que rondaba en los alrededores del reino inferís, que consistía en todo lo contrario al reino del cielo.
Sus alas eran negras, la mayoría de los habitantes tenían el cabello como si fuese un carbón pero al igual que los celestiales, estos ocupaban túnicas y capas, la diferencia; eran negras.
El heredero al trono, Yoongi, primogénito de los doce hermanos que tuvo, pues todos murieron en fatales tragedias antes de que tomaran al trono, quedando únicamente él; aún queda el dilema de cómo sucedieron tales atrocidades, pero nadie ha dicho nada.
—Vamos, me debes el favor Yoongi—. Jimin se acercó aún más al príncipe contrario.
—Futuro Rey para ti Jimin, a diferencia de ti, yo asumiré el trono—. Jimin paró su andar, e inquietó preguntó.
—¿Quién dijo que no asumiré el trono?—. Sus gruesos labios parecieron temblar a pesar de que trataba de autocontrolarse.
—Los rumores dicen que tienes un hermanito, ¿cierto?—. Yoongi ladeó la cabeza, luciendo aún más amenazante para Jimin.—Y dicen que es hermoso, como un ángel—.
Jimin tragó seco, dirigió lentamente sus ojos a los contrarios y sintió su sangre hervir a la vez que si ritmo cardíaco se aceleraba.—¡Los rumores son incorrectos, no tengo un hermano, y yo seré el heredero al trono!—. Azoto su mano contra la mesa cubierta de humo y ceniza.
—A juzgar por tu reacción, los rumores son ciertos—. Sigiloso y astuto, logró dar con aquél dilema.
Jimin se sintió descolocado, expuesto e incompetente, no sabía cómo reaccionar o que debería hacer.
—Me voy, recuerda, nos volveremos a encontrar—. Se puso en cuclillas mirando hacía arriba y batió sus alas fuertemente a la vez que una capa de humo se levantaba con el aire que el mismo provocó.
Nadie debe saber de Taehyung, es mi hermano pequeño y es mío.
El tiene un fetiche con su hermano, y éste por falta de tacto y conocimiento sobre los celestiales y las demás criaturas creyó normal, ellos constantemente se miman el uno al otro pero jamás lo ha llegado a corromper, aún no. . . . . . . . .
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La verdad no sabía que hacer, opté por dejar la historia pero realmente la quiero concluir, los quiero mucho, sean felices.