Prólogo.

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Todos los días deseando que llegarán las vacaciones. Todos los días deseando escuchar el timbre final. Y por fin, ese momento, llegó.

Al sonar el timbre que daba final al día de clases, los alumnos de 6° de primaria, de la escuela Lancasterian, se movían en dirección a la salida.

Un chico venía hablando con sus amigos sobre las cosas que harían ahora que la vacaciones llegaron.

El nombre de ese chico es Paul Carter. Era bajito, pelo castaño y ojos cafés.

Mientras hablaba con sus amigos, esperaba a su papá, que iría a buscarlo. Cuando este llegó, se despidió de sus amigos y se fue caminado con él.

Caminaron unos 10 minutos para llegar a la casa de Paul -sus padres estaban divorciados- , se despidió de su padre y entró.

Le gustaba la ubicación de su casa porque estaba cerca de la escuela; pero la verdadera razón era porque tenía, a muy pocos minutos, el parque Castle park y el estadio de fútbol de su equipo favorito, el Tottenham Hotspurs, al que iba siempre a ver cuando el equipo jugaba, con su padre.

Su madre lo esperaba en la casa, estaba en el living mirando televisión y tomando té. Recibió a su hijo con un beso en la mejilla y se pusieron a hablar sobre el último día de clases.

El verano de Paul fue tranquilo y relajado. De vez en cuando paseaba con su mamá por Castle park; o iba con su padre por los distintos lugares de Londres. Cuando salía con él, eran acompañados por la nueva esposa de su papá y su hermanastra, quien solo tenía 3 años, ocho menos que él.

También tenía un hermano cuatro años mayor, pero él era un caso particular, ya que no le gustaba verlo, debido a lo mal que ha estado últimamente, llendo por mal camino.

Para mediados de julio, mientras almorzaba en la casa de su papá, alguien llamó a la puerta, fue a abrir la esposa, cuando abrió, había una mujer mayor.

Esta mujer estaba vestida de una forma particular. Tenía una túnica de color verde, su cabello estaba atado en un moño y se escondía debajo de un sombrero. Se podían visualizar algunas arrugas en su cara, pero esas le daban un aspecto severo; la clase de persona con la que es mejor no tener problemas.

Preguntó si podía pasar, y la dejaron. Pidió que acabaran de almorzar para que pueda hablar con ellos.

Ya terminado de comer, habló.

— Perdón por irrumpir en su casa de esta manera. Me presento, me llamo Minerva McGonagall— dijo la mujer.

— Un gusto. Y díganos, ¿Qué se le ofrece?— preguntó el señor Carter

— Iré directo al grano— comenzó mirando a Paul.—. Usted es Paul Carter, ¿Verdad? Fuiste aceptado en el colegio Hogwarts de magia y hechicería— finalizó dejando a Paul sin habla.

McGonagall pasó a explicar todo relacionado a la magia y la hechicería. Aunque, en un principio, el señor Carter y su esposa, creyeron que era una mala broma. Pero después de una demostración de parte de McGonagall, quedaron convencidos por completo de la existencia de la magia.

La bruja también les contó cómo se manejaba el mundo mágico, cómo era la educación, el sistema monetario; todo para que estén bien informados.

Antes de aceptar enviar a Paul a ese internado, el señor Carter, le dijo a McGonagall que había que hablar con la madre del muchacho. McGonagall entendió y le entregó la carta a Paul, en donde menciona los libros que debía comprar.

Al día siguiente, los padres de Paul y este, estaban reunidos discutiendo sobre si mandarlo o no.

Sí bien, su madre no quería que Paul vaya, y el padre no estaba muy convencido. Paul quería ir a Hogwarts. Soñó toda la noche imaginándose cómo sería la escuela, sus futuros compañeros, las clases, no podía esperar más. Lo único malo, era alejarse de sus actuales amigos. ¿Cómo iban a explicarles que no estarían juntos en secundaria?

La decisión se tomó cuando Paul intervino diciendo lo mucho que le encantaría ir al raro, pero interesante, colegio de magia.

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Fueron al caldero chorreante, guiados por Paul, para ir al callejón Diagon y comprar todo.

Ahí, a Paul le hubiera gustado tener muchos más ojos de los que poseía. Todo lo que había en ese callejón era impresionante.

Cambiaron las libras esterlinas por dinero mágico: Galleones, Sickles y Knuts.

Compraron todos los libros, y en la tienda de animales, Paul quería un búho. Se lo compraron, sin saber el uso que tenía en el mundo mágico (el dueño de la tienda no se los explico, solo les dijo que los magos tenían esos animales).

Y cuando era hora de la varita, en el mismo local, habían otros tres chicos de su misma edad.

Todos se miraron durante un momento, y si no fuera sido por el dueño de la tienda, que interrumpió entregándole la varita a uno de ellos, habrían continuado. Ninguno de los cuatro entendía porque se miraban así, pero creían que pronto lo descubrirían.

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Llegó el 1 de septiembre, el día que Paul iría a Hogwarts. Fueron todos a despedirlo menos su hermano.

Cuando dieron la señal de la hora de partida, Paul se subió al expreso de Hogwarts, se despidió de su familia con la mano. Cuando la estación ya estaba lejos de su vista, agarró sus cosas y fue a un compartimento vacío para pasar el viaje.

Los descendientes de los fundadores. (PAUSADA INDEFINIDAMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora