Capítulo 27: Vacaciones V: No hay calma después de la tormenta.

36 4 1
                                    

A la mañana siguiente, Paul despertó en una silla del hospital de Warford.

Cuando se desperezó, vió como su amigo todavía dormía.

Zeke dormía, pero no plácidamente. El Gryffindor tenía los ojos algo colorados y la tristeza se plasmaba más que otra cosa.

Vió la hora en su reloj de mano y eran las 5 de la mañana, casi las 6.

Había dormido poco más de tres horas, solamente. Tal vez por la incomodidad, o por la preocupación que sentía por los familiares de su amigo.

El padre de Zeke era mago, por lo que debió ser diferente a todo daño que había recibido antes. La madre era una muggle, pero seguramente no había sufrido nunca un disparo. Y Ashley era una niña, de la edad de Roma, su hermana; solo una niña.

¡Maldición!— insultó Paul, mentalmente, recordando cómo vió a los culpables pasar a su lado.

Recordaba como se veían.

Eran tres. No parecían ser muy mayores, quizás 17 años los tres. Uno vestía una una camiseta roja; otro estaba con una chaqueta, a pesar de no hacer tanto frío, pero era para cubrir la sangre en su remera; y el último era el más visible y más obvio, con su camiseta amarilla y la sangre en ella.

¿Por qué habrán atacado a la familia de Zeke?— pensaba Paul, llevándose una mano al mentol, pensado en lo mismo que en la madrugada—. ¿Habrá sido algo meramente de esos chicos o fue premeditado? ¿Eligieron a la familia de mi amigo al azar, o ya querían hacerlo desde hace tiempo? ¡Rayos!— suponía Paul, sin saber más que ayer.

Era solo un chico de 13 años. No era un detective profesional para saber con exactitud por qué pasó lo que pasó. No tenía los recursos necesarios para poder pensar mejor.

Su padre podría ayudarle. Gracias a su trabajo (trabajaba como forense en la policía de la ciudad) y sus contactos podría hacer una investigación más exhaustiva, pero no lo dejaría por ser un niño.

Pero ahora, no le interesaba ser solo un chico de 13 años. Quería ayudar a su amigo para que él esté mejor, y no se le ocurría nada más que encontrar a los hijos de pu** que dispararon a su familia.

Se la pasó pensado cerca de una hora y una enfermera se acercó a él y Zeke.

— Disculpe, ¿Es familiar de Erik, Lydia y Ashley Lyon?— fue la pregunta de la enfermera.

— No. Soy amigo del hijo de Erik y Lydia— contestó Paul, apuntando a Zeke que seguía durmiendo.

— Cuando despierte, dígale que hubo suerte. Sus padres y hermana están a salvo, pero muy débiles. Ahora, los tres duermen— le informó la enfermera, yéndose a otro lado.

Cuando la enfermera se fue, Paul soltó un largo suspiro.

La familia de su amigo estaba fuera de peligro, pero estaban severamente heridos.

Le dió una última mirada a su amigo: Zeke seguía durmiendo, más allá de la incomodidad de la silla. Por lo que Paul decidió ir a otro lado.

Sacó su celular para hacer algo, pero cuando vió que no tenía batería volvió a guardarlo.

Se dirigió a uno de los teléfonos y marcó un número.

Esperó y esperó...

Alguien contestó:

¿Hola?— se escuchó una voz femenina.

— Hola, mamá, soy yo, Paul— saludó el castaño a su madre.

Los descendientes de los fundadores. (PAUSADA INDEFINIDAMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora