Los descendientes de los fundadores. (PAUSADA INDEFINIDAMENTE)

Capítulo 39: La Familia Valdus.

Comenzaba un nuevo día en el colegio Hogwarts.

Habían pasado varios meses desde que Paul dió a conocer la Sala del Heredero a sus amigos y les enseñó todo lo que sabía y consideraba de relevancia.

Fueron frecuentes las reuniones entre ellos para debatir sobre esos temas, tocando mucho las Profecías dichas al castaño.

Paul aprendió a controlar su alteración en los ojos. El cambio de color ocurría por, justamente como habían especulado, sus emociones, sobre todo la ira.

Esta era la principal llave de ese cambio. Paul se dió cuenta que su ira incontrolable lo volvía un mago peligroso, porque el cambio aumentaba considerablemente sus habilidades mágicas y físicas.

— Inténtalo otra vez— le pidió Zeke, reconstruyendo los maniquíes que Paul destrozó con un hechizo.

Inhaló y exhaló. Paul abrió sus ojos, dejando ver ese brillo rojo fuego tan particular.

Alzó su varita y exclamó:

— ¡Kugel Explosiv!

De la varita de Paul salió disparado una esfera de energía anaranjada que se acercó a los maniquíes, y al hacer contacto con uno explotó, llevándose a los que tenía a su alrededor.

Todos miraron impresionados el poder destructivo que tenía ese hechizo de la Familia alemana. A Paul le daba mal sabor de boca utilizarlo porque, según la historia de la Familia Xangred, fue usado en la Guerra de los Treinta Años muggle, en el pueblo de Mathaus (un lugar habitado por magos y brujas alemanes marginados), donde ocurrió una desintegración entera de la pequeña población que tenían. Nadie, ningún alemán habló sobre eso entonces, pero la Familia Xangred no lo ocultó en su historia.

— Las ocurrencias que tienen estas Familias— comentó Bella, impresionada con el poder del hechizo que usó Paul.

— «Esto no es nada, en realidad»— pensó Paul, conociendo más hechizos peores que ese.

Otra cosa interesante que ocurrió fue que Paul les enseñó a sus amigos a conjurar el Encantamiento Patronus.

Una tarde que estaban relajándose en el patio, Valerie recordó que Paul no les había explicado el Encantamiento Patronus a quienes no lo conocían. Luego de una breve pero contundente explicación, todos se morían por intentarlo.

Paul les hizo una demostración del suyo, conjurandolo a la perfección esta vez (hasta él se sorprendió de esto), dejando ver a un majestuoso lobo que corrió por toda la Sala de Menesteres hasta quedar a un lado de su creador.

Los demás lo intentaron por un fin de semana, dónde solo tres personas pudieron conjurar decentemente, y una logró un casi Patronus Corpóreo.

Zeke, Lily y Lorcan lograron crear una especie de escudo a base de un brillo blanco que salió de sus varitas, pero nada más. Todos los demás no pudieron sacar mucho de sus cabezas, no era fácil hallar el recuerdo correcto para activar el Encantamiento Patronus.

Olive fue la excepción. Ella logró una resultado similar al de Paul cuando éste le hizo una demostración a Dante en el pasado. Un Patronus casi visible por completo, pero que el exceso de magia usada de golpe sin conocer los riesgos terminó por desmayarla. Lo que se alcanzó a ver era una forma cuadrúpeda y poco más. No fue tanto como Paul, que a él sí se le pudo ver el lobo que había en si interior.

— No se preocupen— habló Paul, mirando a sus amigos, todos en el suelo sentados y cansados. Olive estaba en una habitado creada a parte para que pudiera descansar. Los demás alzaron la vista—. Cómo bien sabemos ahora, el Encantamiento Patronus es sumamente complejo. Sería una hazaña hacerla al primer intento. Olive y yo fuimos la excepción, no la regla. Ustedes— miró a Zeke, Lily y Lorcan— van bien encaminados. Solo deben creer más en ese recuerdo— los tres asintieron con confianza—. Los demás no se preocupen. Voy a ir orientadolos de a poco si lo piden. Solo puedo hacer eso, porque el recuerdo debe ser suyo, debe hacerlos felices a ustedes; a nadie más— el resto del grupo inhaló profundamente y se prepararon para continuar, pero el mismo castaño que hacía de maestro les recomendó no sobre esforzarse.