Capítulo 18: Día del juicio.

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Faltaban pocos días para el 27 de septiembre, y tanto Paul como Neg se mantuvieron muy distantes con los demás.

Recordaban que sus amigos les habían dicho que se preocuparan por el juicio y ellos se mostraba tranquilos, pero eso era porque el juicio parecía estar muy lejos. Pero ahora, el juicio estaba a la vuelta de la esquina.

Restando solo una semana para que llegue el 27 de septiembre, Paul y Neg no eran los mismos de siempre.

El castaño ya no actuaba de manera inocente y algo tonta. Ya no levantaba la mano para hacer demostraciones de sus cualidades en Encantamientos. En el único entrenamiento de Quidditch que tuvo con el equipo de Hufflepuff, aunque no lograron anotarle ningún gol, no se le veía con el entusiasmo que demostró en las pruebas.

Neg ya no bromeaba con el grupo. Ya no hacía comentarios oportunos, con intenciones de sonar irónico y sarcástico. Ni siquiera le importaban las clases, ya que no prestaba atención, ganándose algún reto por parte de los profesores. Y en el entrenamiento de Quidditch, tuvo un cruce, esperado por él y sus amigos, con Heinz, quien era, para su desgracia, el segundo Golpeador del equipo.

Paul estaba extrañamente nervioso con la llegada del juicio. Neg prefería callar todo el tiempo.

Ninguno de sus amigos pasó esto por alto.

Zeke y Emil, quienes más tiempo pasaban con ellos, intentaban por todos los medios que ambos volvieran a ser los mismos de antes. Lily y Dom, sus mejores amigas respectivamente, trataban de animarlos, de ayudarlos con las tareas a modo de excusa, porque ninguno de los dos necesitaba ayuda; pero nada levantaba los ánimos de Paul o Neg. Los demás: Gary, Leo y los gemelos no podían hacerlos reír. Los chicos ni se inmutaron cuando Valerie, Katie y Jamie les recriminaron su actitud, solo se levantaron y se fueron. Las hermanas Aysa, las novatas del grupo, no sabían cómo actuar ante ellos aún, pero Leia quería que Neg vuelva a sonreír. Ni siquiera cuando Fred propuso jugar fútbol ellos se mostraron entusiasmados.

Para aquellos que ya no soportaban, fue el colmo.

— ¡Podrían decirnos qué demonios les pasa a ambos!— gritó Zeke, verdaderamente molesto.

Ni les importó responder.

— Llevan así una semana, casi dos, ¿Se puede saber que les pasa?— preguntó Emil, tratando de mantener la calma.

Ninguno hizo algún ademán de querer hablar.

— Paul, tu no eres así, ¿Qué te ocurre?— le preguntó Lily, preocupada.

El castaño hizo oídos sordos de su mejor amiga, dejándola triste.

— Duk, ¿Por qué actúas así? Mínimo dime que pronto dejarás esa actitud— dijo Nique, pero pasó lo mismo.

Neg no contestó.

El grupo indignado, sus mejores amigas preocupadas, sus mejores amigos enojados. Así habían dejado a todos Paul y Neg.

Zeke, ya con los nervios por los suelos, estuvo a punto de agarrar a Neg por la túnica, pero fue detenido por Emil, quien tomó la palabra.

— La carta de la Sra. Potter, decía algo más que lo que nos leyeron, ¿Verdad?— recapacitó el Ravenclaw, alertando al resto del grupo, y aunque no lo notaran, a Paul y a Neg también.

— ¿Por qué dices eso, Emil?— preguntó Valerie, sabiendo lo rebuscado que sonaba la insinuación de su amigo.

— Es lo único que se me ocurre que podría lograr que Paul y Neg estén así— respondió, luego agregó a modo de pregunta—, ¿Nunca pensaron en algo similar?

Los descendientes de los fundadores. (PAUSADA INDEFINIDAMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora