CAPITULO 17

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LA SANGRE LLAMA A LA SANGRE

-No te retrases. -Me indica ella sosteniendo una antorcha, cuando las llamas la iluminan su pálido rostro en combinación con sus ojos esmeraldas y aquella espesa melena zanahoria, me permiten apreciar cierta belleza siniestra.

-Admiro los alrededores, muy acogedor. -Apunto con doble sentido, parece un maldito castillo sacado de una historia terrorífica. No por nada era la residencia del señor de los vampiros. -Tu abuelo tenía un exquisito gusto en decoración. -Retiro una enorme tela de araña que me cierra el paso.

-Asustado. -Sonríe curveando sus labios.

-No, ¿A dónde me llevas? No hemos hecho más que caminar por estos interminables laberintos.

-Ya pronto estaremos ahí, conozco cada rincón de este lugar como la palma de mi mano, crecí aquí.

-Sí, se siente un ambiente familiar. -Me burlo.

Sin darme cuenta la tengo junto a mí me prensa contra la pared, su mirada es amenazante. Tensa la mandíbula y chasquea los dientes.

-No disfruto esta alianza, quiero que te quede muy claro. -Alega. -Pero te necesito aunque tenga que soportar tu humor negro y tu encantadora personalidad. -Se aparta continuando con el recorrido.

-El sentimiento es mutuo princesa. -Asevero con desprecio. -Pero a diferencia de usted, yo no requiero nada suyo, y si estoy aquí es porque me raptó.

-No he visto resistencia de su parte. -Da por terminada la conversación apresurando el paso, dejándome atrás.

Al fin se detiene frente a una puerta de hierro, enciende una antorcha que se encuentra colocada en la rocosa pared, poniendo la otra en su base. La puerta es de doble ala con extraños símbolos labrados. Se hace un corte en la palma de la mano, toca la puerta. Con la cabeza me propone actuar igual, pongo los ojos en blanco ante tanto dramatismo, saco la cuchilla y me hago una pequeña incisión, imitándola, la sangre comienza a fluir hacia arriba, luego en cascada, mezclándose, hasta cubrir el cerrojo que de inmediato, para mi sorpresa, se abre, traqueando la puerta a su paso.

Ella ingresa sujetando de nuevo la antorcha, la sigo, no se ve nada adentro de aquella estancia. Huele a humedad y muerte, no sé explicarlo, Sara lanza la antorcha al vacío,de inmediato una corona de fuego nos envuelve, dándome completa visualización del panorama.

-Bienvenido a la tumba de Abraham Van Helsing.

-¿Qué? -Arqueo una ceja con interrogación.

Ella se aparta notando un féretro labrado en la fría piedra.

-Anda, asómate. -Me invita.

Mirándola con desconfianza corro la pesada tapa sin creer su contenido, un hombre quizás de unos cincuenta y tantos años, yacía en su interior, parece dormir.

-¿Está muerto? -Inquiero intrigado.

-No, se encuentra en un estado de hibernación, quién lo sabe. Sucedió después de que matara al abuelo, calló en una clase de sueño eterno, y así ha estado desde entonces.

Observo su cuello, el mismo dije que cuelga del mío lo lleva él.

-Esto no prueba nada. -Sonrío sintiéndome como un idiota.

-Acá está toda la historia de tu familia. -Señala las paredes.

Hay dibujos por doquier, narrando los hechos que ya la princesa se ha encargado de contarme, desde que Abraham fuera mordido hasta que asesinara a Drácula.

-Tus dones duermen, pero tienes los genes, solo hay que despertarlos.

-¿A qué te refie.....?-No pude terminar, Sara saltó sobre mí, mordiéndome a la altura del hombro, forcejee pero su agarre me inmovilizó, ella continuó alimentándose de mí, no me soltó hasta que estuve demasiado débil para defenderme.

CAZADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora