CAPITULO 20

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Desperté cerca de las 4:00 a.m. de un sobresalto, sentí que me observaban y así era, Sara se encontraba sentada en la silla junto a la puerta. A pesar de estar oscuro podía verla a la perfección.

_ Lo lamento no quise despertarte. _ Se disculpa.

_ ¿Qué demonios haces aquí? _ Restriego mi rostro con las manos. Me enderezo sobre la cama.

_ Quería probar una teoría y tenía razón.

_ ¿Y eso es?

_ Percibiste mi presencia.

_ Don vampírico supongo. _Me mofo.

_ Exacto, no me lo agradezcas. _Se jacta.

_ Agradecerte, ¡Estás de broma! Me convertiste en un monstruo.

_ No, te di un regalo, te revelé tu legado.

_ Sí, toda esa basura de Van Helsing. _Expreso hastiado.

_ Sabes que es cierto, lo viste con tus propios ojos. _ Se suspende de la silla, cruzándose de brazos, al parecer la enojé.

_ Solo vi un viejo decrépito tendido dentro de un ataúd, pudiste drogarme. _ Esa es la excusa que le doy a mi razón, sin embargo, hay cosas que carecen de explicación.

_ Necio ¿Y qué hay de tus habilidades? _ Ha elevado el tono de voz.

_ Podrían callarse. _ Se escucha del otro lado de la pared, sé que es Dyon.

_ Vuelve a dormir chico. _ Le digo sin quitarle la mirada a ella de encima.

_ Cuando cierren el pico quizás pueda retomar mi sueño. _ Bufa, casi imagino su cara de fastidio.

_ Mira lo que hiciste, despertarte al niño.

_ Te sigo escuchando. _Dyon golpea la pared, una sonrisa abarca mis labios.

_ Sígueme. _ Sale de la recámara, me veo cumpliendo su mandato, hay varios vampiros de pie, vigilando el lugar, salimos al patio trasero. Ellos por indicación de la princesa, nos dejan solos.

_ ¿Y bien? _ Consulto con tono aburrido.

_ Veremos cómo te defiendes, la última vez, ha sido.... decepcionante.

_ Decepcionante. _Repito indignado. _ Comiste polvo nena.

_ Sí claro. _ La reviste una sonrisa de satisfacción. _ Digamos que el marcador va uno a uno, voy por el desempate.

_ Nunca golpearía a una mujer, pero contigo haré una excepción. _ Traqueo las vertebras de mi cuello, estiro mis brazos, y estoy listo. _ Las damas primero. _ Enuncio, que no se diga que no soy un caballero.

Sara vuelve a sonreír con un aire de confianza avasallador, se inclina levemente en un tipo de saludo con las manos juntas como si se encontrase en oración, para luego sin esperarlo, propinarme una patada, que me acierta en el muslo.

_ Lento. _Curva su boca en una imitación de sonrisa, se burla de mí.

_ Solo estoy calentando.

_ Concéntrate, aísla el sonido de los alrededores, anticipa el movimiento de tu oponente, libera tus instintos. _ Me aconseja.

_ ¿Qué es esto? una clase de yoga o algo así. _ Arqueo mi ceja.

_ Idiota. _ Se mueve a una velocidad sobrehumana, apenas y la veo a mi costado, cierro los ojos, me dirijo por la suave brisa que me envuelve, sorpresivamente detengo su puño a unos centímetros de mi rostro.

_ Nada mal. _Me felicita.

_ Bueno quizás esa mierda de la meditación sí funcione. _ Admito. _ Ahora es mi turno.

CAZADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora