Sakura se va por mas de tres años de la aldea de Konoha, por la misión de ofrecerse como voluntaria para ayudar al cuerpo médico de Suna con nuevas técnicas medicas.
Pero lo curioso sera que regresara acompañada de un niño. Un niño que es su hijo y...
Sentir como el agua fría bajaba por su cabeza y empezaba a recorrer suavemente toda su piel. No era un alivio. En el sentido de querer reprimir ese sentimiento de satisfacción sexual. Nada podría quitárselo, nada o nadie a excepción de su ex-alumna.
Porque esa ducha tenía una doble función. Quitarse el sudor y aroma agrio que esa mujer en el bar le dejó hace rato porque era un fastidio para su olfato desarrollado. Pero ese deseo sexual, esa satisfacción y tranquilidad que sólo Sakura lograba dejarlo, no podía conseguirlo con otra mujer. Ni siquiera satisfaciendose el mismo.
Porque cuando el agua fría bajaba por su piel desnuda. En vez de reprimir ese deseo más lo aumentaba. Ya que cada vez que el agua recorría su piel, solo se imaginaba a Sakura acariciando su ser. Su piel nívea contra la de el exigiendo ser amada, sus pezones rosas erectos llamándolos a ser tocados y su sexo humedecerse con cada toque ímpetuoso que solo el sabia darle.
En definitiva esa ducha no ayudaría en mucho y terminaría como cada noche que los recuerdos le inundaban su cabeza, masturbandose bajo el recuerdo de Sakura.
Pero ahora era peor ya que al fin después de tanto tiempo Sakura estaba cerca de él, pero a la vez tan lejos.
La sostuvo entre sus brazos por milésimas de segundo. Pero eso basto para que su entrepierna doliera y el se imaginara un sin fin de fantasías sexuales con ella nuevamente. Más en esa ducha en donde el le hizo gritar y gemir su nombre incontables veces.
Si, acariciar su pene en un ir venir rítmico y pronunciado. Aumentado la velocidad al recordar las penetraciones fieras que le realizaba en esa habitación de baño. Cuando después de tener sexo decidían tomar una ducha juntos. No era justo para el tener que recurrir a un método tan primitivo para sazearse.
Mejor dicho no era justo desearla tanto y que ella estuviera tranquila en la comodidad de su casa sin pensar en lo que tuvieron en el pasado. A tal punto que ella fácilmente le presentó a su hijo que concebido con otro hombre.
¡Maldita sea no era justo para el!. Tan solo imaginar que otro bastardo la tocara y le hiciera llegar al cielo, era un martirio.
Con más fuerzas aumentó el ritmo de su mano y con un ronco gemido se dejo venir. Como incontables noches hacia en el nombre de ella y ella... ¿Tan siquiera pensaba en el?.
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Limpio el espejo de su baño que se encontraba empañado a causa de la ducha de agua fría que su dueño se había dado. Lo limpio con su mano y vio que el no había cambiado en nada. Al menos no física pero emocionalmente si. Ya que en ese tiempo se había dado cuenta que Sakura no sólo había sido su salida de una depresión oscura y sin fin a la cual pensó que estaba destinado. Si no que también había sido como una pequeña esperanza que se había clavado en su pecho, haciéndole saber a él mismo que ese sentimiento que el daba por muerto aún seguía vivo.
