CAPÍTULO 22

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Antes de dirigirme a mi primera clase, me paro a pedir mi café de siempre en la cafetería, y veo que Johann me está esperando con una sonrisa. Tras nuestros respectivos saludos, una chica nos interrumpe para pedirnos que le indiquemos una dirección algo complicada, de modo que no tenemos ocasión de ponernos al día hasta que nos dirigimos a la última clase de la jornada. La calse que llevaba todo el día temiendo, pero a la vez deseando que llegara.

-¿Qué tal el fin de semana?- me pregunta Johann, y yo gruño.

-Fatal, la verdad. Fui a otra fiesta con Matu- le cuento, y él pone cara de dolor y echa a reír- Seguro que el tuyo fue mucho mejor. ¿Qué tal con tu novia?

Su sonrísa se intensifica cuando se lo menciono, y caigo en cuanta de que yo no le he dicho que vi a Laura el sábado. Johann me dice que su novia ha solicitado plaza en una escuela de ballet de Nueva York y lo feliz que está por ella. Durante toda la conversación, no paro de preguntarme si los ojos de Laura se iluminan como los suyos cuando habla de mí.

Al entrar en clase, Johann me cuenta que su padre y su madrastra se alegraron mucho de verlo, pero yo dstoy inspeccionando la sala y no le presto mucha atención, Calle aún no ha llegado.

-¿No se te hará duro que tu novia se marche tan lejos?- consigo preguntar mientras nos ponemos a calentar.

-Bueno, ya estamos separados ahora, y funciona. La verdad es que sólo deseo lo mejor para ella, y si eso es Nueva York, pues ahí es donde quiero que esté.

El profesor entra en la sala y nos callamos. «¿Dónde está Calle? No irá a saltarse las clases sólo para evitarme, ¿no? Y más hoy que tenemos que presentar el baile individual».

El profesor va llamando uno a uno para que hagamod el baile que hemos preparado. Por desgracia ni a mi ni a Johann nos ha tocado hacerlo hoy, por lo que tendré que esperar a la próxima clase. Sin darme cuanta, la clase llega a su fin.

-Te has cortado el pelo, Maria José- me vuelvo y veo a Calle sonriendo detrás de mí.

Johann y ella intercambian unas incómodas miradas y yo intento pensar en algo que decir. No sería capaz de mencionar nuestro beso delante de Johann, ¿verdad? Su sonrísa es tan peofunda como siempre, y eso me dice que sí, que sí sería capaz.

-Hola, Calle- digo.

-¿Qué tal el fin de semana?- pegunta con aire engreído.

Tiro del brazo de Johann.

-Bien. Bueno, ¡ya nos veremos!- grito nerviosa, y Calle se echa a reír.

Una vez fuera, al percatarse de mi extraño comportamiento, Johann me pregunta:
-¿A qué ha venido eso?

-A nada, es que no me gusta Calle.

-Al menos no tienes que verla mucho.

Hay algo raro en su tono de voz. Y ¿por qué habrá dicho eso? ¿Sabe lo del beso?

-Hum.., sí. Gracias a Dios- es lo único que consigo decir.

Se detiene.

-No iba a decirte nada porque no quería que me asociases con ella, pero- sonríe nervioso- la madre de Calle está saliendo con mi padre.

«¿Qué?»

-¿Qué?

-Que la madre de Calle...

-Sí, sí, ya te he oído, pero ¿la madre de Calle vive aquí? Y si su madre vive aquí, ¿por qué no vive con ella?

Lleno a Johann de preguntas hasta que consigo frenarme. Parece confundido, pero menos nervioso que hace un momento.

- Su madre y mi padre viven cerca del campus, pero Calle y su madre no tienen buena relación. Así que, por favor, no le cuentes nada de esto. Ya nos llevamos bastante mal de por sí.

Y llegaste tú... [CACHÉ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora