Esto es lo que he estado anhelando desde el sábado por la noche. Si tuviera que elegir una sensación para el resto de mi vida, sería ésta.
No me permito pensar por qué la estoy besando de nuevo, tampoco quiero plantearme qué cosas horribles dirá después. En lo único que deseo concentrarme es en la manera en que presiona el cuerpo contra el mío cuando me suelta las muñecas y me acorrala contra la pared, y en el sabor a menta de su boca. En cómo mi lengua danza con la suya y en cómo mis manos se deslizan sobre sus hombros. Me agarra de la parte trasera de los muslos y me levanta. Mis piernas, como por instinto, rodean su cintura, y me quedo fascinada al comprobar que mi cuerpo, de alguna manera, sabe cómo responder a sus movimientos. Hundo los dedos en su cuello y tiro suavemente de ella mientras Calle retrocede hacia mi cama sin separar los labios de los míos.
La vocecita responsable que oigo en mi cabeza me recuerda que esto no está bien, pero la hago callar. No pienso parar esta vez. Tiro de su cuello con más fuerza, hasta que gime. El sonido me hace gemir a mí también, y ambos gemidos se mezclan de una manera deliciosa. Es el sonido más sensual que he oído jamás, y estoy dispuesta a hacer lo que haga falta con tal de oírlo de nuevo. Se sienta en mi cama y me coloca sobre su regazo. Sus dedos se clavan en mi piel, y el dolor que siento es maravilloso. Mi cuerpo empieza a moverse suavemente hacia adelante y hacia atrás sobre su regazo, y ella me agarra con más fuerza.
-Joder- exhala en mi boca.
«¿Hasta dónde voy a dejar que llegue esto?»,me pregunto, pero lo cierto es que no tengo respuesta.
Sus manos alcanzan el dobladillonde mi camiseta y tira de ella, levantándomela. No puedo creer que esté dejando que haga esto, pero no quiero detenerla. Interrumpe nuesto beso acalorado para quitarme la camiseta por encima de la cabeza. Me mira a los ojos, y después desciende la vista hacia mi pecho mientras se muerde el labio inferior.
-Eres muy sexi, Poché.
Nunca me ha atraído la idea de decir guarradas pero, por alguna razón, esas palabras proviniendo de la boca de Calle se convierten en la cosa mas sensual que he oído en mi vida. Jamás compro ropa interior especial porque nadie, literalmente nadie, me ha visto nunca con ella, pero en estos momentos desearía llevar algo que no fuera mi sencillo sujetador negro. «Aunque probablemente ya haya visto todos los tipos de sujetadores que existen», me recuerda la vocecita de mi cabeza. Trato de apartar esos pensamientos de mi mente, me agito con fuerza sobre su regazo y ella me envuelve la espalda con los brazos y acerca mi cuerpo al suyo, hasta que nuestros cuerpos se tocan...
Entonces oigo el pomo de la puerta. Despierto al instante del trance en el que me encontraba, salto del regazo de Calle y agarro mi camiseta.
Matu entra por la puerta y se detiene de golpe al vernos a mí y a Calle. Cuando asimila la escena que tiene delante, su boca forma una «O» enorme.
Sé que tengo las mejillas coloradas, no por la vergüenza, sino por las cosas que me hace sentir.
-¿Qué coño me he perdido?- espeta mirándonos a las dos con una enorme sonrísa. Juraría que sus ojos prácticamenteaplauden de alegría.
-No mucho- dice Calle, y se pone de pie.
Se dirige a la puerta y no se vuelve cuando sale de la habitación, dejándome a mí jadeando y a Matu reiéndose.
-En serio, ¿qué coño ha pasado?- me pregunta, y entonces se cubre el rostro bromeando como su estuviera horrorizada. Sin embargo, está demasiado emocionada por el cotilleo, y se vuelve a asomar inmediatamente- Calle y tú... ¿Calle y tú os estáis acostando?
Me vuelvo y finjo ordenar las cosas de mi escritorio.
-¡No! ¡Que va! No nos estamos acostando- le digo. «¿Nos estamos acostando?». No, solo nos hemos besado... dos veces. Y ella me ha quitado la camiseta, y yo estaba básicamente encima de ella, pero no nos estamos acostando, en el sentido estricto de la palabra- Tango novia, ¿recuerdas?
Se acerca y me mira a la cara.
-¿Y qué? Eso no significa que no puedas montártelo con Calle... ¡Pero es que no me lo puedo creer! Creía que os odiabais. Bueno, Calle odia a todo el mundo, pero se suponía que a ti te odiaba más que resto- dice, y se echa a reír- ¿Cuándo...? ¿Cómo ha empezado esto?
Me siento en su cama y me arreglo el pelo.
-No lo sé. Bueno, el sábado cuando te fuiste de la fiesta, acabé en su cuarto porque un pervertido intentó aprovecharse de mí, y entonces la bese. Decidimos no volver hablar de ello, pero hoy se ha presentado aquí y ha empezado a joderme, pero no de esa manera- señalo la cama, y mi gesto hace que su sonrísa se intensifique- Ha empezado a tirar mis cosas por ahí. Yo la he empujado y no sé como hemos acabado en la cama.
Suena fatal cuando lo cuento. Esto no es propio de mí, como diría mi padre. Me llevo las manos a la cara ¿Cómo he podido hacerle estoa Laura... otra vez?
-Vaya, qué morbo- dice Matu, y yo pongo los ojos en blanco.
-Qué va, es horrible, y está mal. Quiero a Laura, y Calle es una imbécil. No quiero ser una conquista más que añadir a su lista.
-Podrías aprender mucho de ella... en lo que a sexo se refiere.
Me quedo sorprendida
«¿Lo dice en serio? ¿Sería capaz ella de hacer algo así? Un momento..., ¿lo han hecho? ¿Calle y ella...?»
-Ni hablar. Ni quiero aprender nada de Calle. Ni de nadie que no sea Laura- contesto.
No me imagino a Laura y a mí besándonos de esa manera . En mi mente se repiten las palabras de Calle: «Eres muy sexi, Poché». Laura jamás diría algo así. Y nadie me ha dicho nunca que fuesesexi. Noto que me pongo colorada mientras lo pienso.
-¿Tu lo has hecho?- pregunto con un poco de vergüenza.
-¿Con Calle? No.- y por algún motivo, es un alivio oírlo. Pero entinces continúa- Bueno..., no me ha acostado con ella, pero tuvimos algo cuando nos conocimos, aunque me dé vergüenza admitirlo. No obstante, no llegó a nada, fuimos amigos con derecho a roce durante una semana más o menos- lo dice como si no fuera nada del otro mundo, pero no puedo evitar sentir celos.
-Vaya, ¿derecho a roce?- pregunto.
Se me seca la boca, y de repente me sorprendio a mí misma cabreada con Matu.
-Sí, nada importante. Nos besamos y nis toqueteamos un poco. Nada serio- explica, y siento comos i me clavara un puñal en el pecho.
L verdad es que no me sorprende, pero desearía no haberle peeguntado.
-¿Tiene Calle muchas amigas con derecho a roce?- no quiero oír la respuesta, pero no puedo evitar preguntar.
Matu suelta una risa muy fuerte y se sienta en su cama delante de mí.
-Sí, las tiene. A ver, no tiene cientos, pero es una chica atractiva... y activa.
Es evidente que se ha dado cuenta de mi rescción y está intentando suavizarlo. Por enésima vez, tomo la decisión de alejarme de ella. No quiero ser la amiga con derecho a roce de nadie. Nunca.
-No lo hace por ser cruel ni para utilizar a las chicas, prácticamente se lanzan a sus brazos, y ella les deja claro desde el principio que no busca una relación- añade, y recuerdo que ya me lo contó. Sin embargo, a mí ella no me ha dicho eso cuando...
-Pues la verdad es que ni lo sé... Escucha- dice bastante preocupada- Creo que podrías pasártelo muy bien con Calle, pero también creo que ella podría hacerte daño. A menos que sepas que serás capaz de no sentir nada por ella, yo que tú me mantendría alejada. He visto a muchas chicas que se han colgado de ella, y no es agradable.
-No créeme, no siento nada por ella. No sé en qué estaba pensando- me echo a reír y espero que al menos parezca sincera.
Matu asiente.
-Bien. Bueno, y ¿qué tal con tu padre y Laura?
Le cuento lo de la charla de los dos, excepto en la parte que me hizieron prometerles que dejaría de ser amiga suya. Nos pasamos el resto de la noche hablando de las clases, de Sebas, y de cualquier otra cosa que no sea Calle.
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Y llegaste tú... [CACHÉ]
FanfictionMaria José Garzón (Poché) entra a su primer año en la universidad. Acostumbrada a su vida tranquila y estable, su mundo canvia completamente cuando conoce a Daniela Calle,una chica tan guapa como borde, inquietante, rebelde, y de aparente mala vida...