Llamo a Calle, pero me ignora. Cuando ya está en medio camino del coche, se da la vuelta tan rápido que casi choco contra ella.
-¡Joder, Poché! ¡¿Qué mierda has hecho?!- me grita. La gente que pasa por nuestro lado empieza a mirarme, pero ella continúa- ¿A qué clase de juego intentas jugar?- se acerca a mí. Está enfadada, más que enfadada en realidad.
-No es ningún juego, Calle. ¿Es que no has visto lo mucho que quería que fueras? Estaba intentando llegar a ti, ¡y tú has sido tan maleducada!- no estoy segura de por qué estoy gritando, pero no voy a dejar que me chille sin más.
-¿Llegar a mí? ¿Qué mierda me estás contando? ¡A lo mejor tendría que haberse preocupado por llegar a mí cuando abandonó a su familia!- las venas del cuello se le tensan bajo la piel.
-¡Deja de decir insultos! ¡Quizá está intentando recuperar el tiempo perdido! La gente comete errores, Calle, y es evidente que le importas. Tiene una habitación para ti en su casa, llena de ropa por si...
-¡No sabes una mierda sobre ella, Poché!- chilla, y se estremece de rabia- ¡Vive en un pedazo de mansión con su nueva familia, mientras que mi padre se mata a trabajar cincuenta horas a la semana para pagar las facturas! Así que ahórrate las palabras. ¡No te metas donde no te llaman!
Se sube al coche y cierra de un portazo. Me apresuro a entrar también, por miedo a que se le ocurra dejarme tirada; está histérica. Se acabó nuestro día sin discusiones.
Está hecha una furia, pero por suerte permanece callada cuando salimos a la carretera principal. Si pudiera mantener este silencio el resto del viaje, sería feliz. Pero una parte de mí insiste en que Calle tiene que entender que no puede gritarme así.
-Está bien- digo- No voy a meterme donde no me llaman, pero pienso aceptar la invitación de esta noche, vayas tú o no.
Como si fuera un animal salvaje enfurecido, se vuelve hacia mí.
-No, ¡ya te digo que no!
Manteniendo una falsa calma añado:
-No es de tu incumbencia lo que yo hago o dejo de hacer, Calle, y, por sin no te has dado cuenta, me ha invitado. Puede que le pregunte a Mario si quiere venir conmigo.
-¡¿Qué acabas de decir?!
Calle gira el volante de golpe y se detiene en la cuneta de la transitada carretera.
Sébque he ido demasiado lejos, pero a estas alturas estoy igual de cabreada que ella, y le grito:
-¡¿Se puede saber qué mierdas te pasa? ¿Cómo te sales así de la carretera?!
-¡La cuestión es qué mierdas te pasa a ti! ¿Le dices a mi madre que voy a ir a su casa a cenar y luego tienes la cara de insinuar que vas a ir con Mario?
-Ah, claro, perdona; ¿tus queridos amigos no saben que Johann es tu hermanastro y te da miedo que se enteren?- digo, y me río de lo ridículo que me parece.
-Uno, no es mi hermanastro, y dos, ya sabes que no es por eso por lo que no quiero que vaya Mario- ha bajado mucho el tono de voz, pero sigue enfurecida.
Sin embargo, a pesar del caos que reina en el coche, vuelvo a sentir un poco de esperanza ante los celos de Calle. Sé que su actitud tiene más que ver con la rivalidad que con una preocupación real por que salga con Mario, pero hace que sienta mariposas en el estómago igualmente.
-Pues si no vienes conmigo, tendré que invitarlo- en realidad nunca lo haría, peroe eso ella no lo sabe.
Calle se queda mirando al frente durante unos segundos y entonces suspira, con lo que expulsa parte de la tensión.
ESTÁS LEYENDO
Y llegaste tú... [CACHÉ]
FanfictionMaria José Garzón (Poché) entra a su primer año en la universidad. Acostumbrada a su vida tranquila y estable, su mundo canvia completamente cuando conoce a Daniela Calle,una chica tan guapa como borde, inquietante, rebelde, y de aparente mala vida...