CAPÍTULO 84

3.9K 153 59
                                    

Me echo hacia atrás apoyándome en las manos mientras Calle levanta la cabeza de Marcos, al que tiene cogido del cuello, y la golpea contra el césped. Por un segundo me pregunto si habría hecho lo mismo si estuviéramos en el porche, que tiene el suelo de cemento, o cerca de las piedras del foso. La respuesta llega cuando levanta el puño y lo estrella contra la mandíbula de Marcos.

-¡Calle!- grito poniéndome en pie.

Los demás se limitan a mirar. Juan parece que se lo está pasando en grande, y Andrés también lo encuentra divertido.

-¡Detenedla!- les suplico, pero Juan menea la cabeza mientras el puño de Calle destroza un poco más la cara sanguinolenta de Marcos.

-Hacía tiempo que esto se veía venir. Deja que lo resuelvan- me contesta sonriente- ¿Una copa?

-¿Qué? ¡No, no quiero una copa! Pero ¡¿es que estás mal de la cabeza?!- le grito.

Hay un corrillo de gente mirando y unos cuantos se dedican a animar. Todavía no he visto a Marcos pegarle a Calle, cosa de la que me alegro, pero quiero que Calle deje de pegarle a él. Me da miedo intentar separarlos yo sola, así que cuando Mario aparece, lo llamo a gritos. Sus ojos me encuentran y se acerca a trote.

-¡Detenla, por favor!- grito. Todo el mundo lo encuentra muy emocionante menos yo. Si Calle sigue dándole palos, lo va a matar. Lo sé.

Mario asiente y se acerca a Calle. La coge de la cintura y tira de ella.

Pilla a Calle por sorpresa, por lo que consigue separarla del cuerpo tendido de Marcos con facilidad. Furiosa, Calle intenta pegarle a Mario, pero él esquiva el puñetazo y la sujeta por los hombros. Le dice algo que no consigo oír y asiente en dirección a mí. A Calle le saltan chispas por los ojos, tiene los nudillos ensangrentados. Su pecho sube y baja a gran velocidad. No me acerco a ella, sé que está muy cabreada conmigo. Lo noto. No le tengo tanto miedo como debería. A pesar de que acabo de verla perder los papeles de la peor manera posible, sé que nunca me pondría una mano encima.

La emoción se disipa y casi todo el mundo emprende el camino de vuelta a casa. El cuerpo maltrecho de Marcos sigue tendido en el suelo, y Juan se agacha para ayudarlo. Se levanta tambaleante y se limpia la cara bañada en sangre con el bajo de la camiseta. Escupe una mezcla de sangre y saliva que me hace apartar la vista. 

Calle se vuelve hacia Marcos e intenta dar un paso en su dirección, pero Mario la sujeta con fuerza.

-¡Que te jodan, Daniela!- grita Marcos. Mario se interpone entre medio. Ah, parece que ahora quiere hacer algo- ¡Tú espera a que tu pequeña...!- grita Marcos.

-Cierra la boca- le espeta Juan, y el otro obedece.

Entonces me mira y doy un paso atrás. Me pregunto a qué se refería Juan cuando ha dicho eso de que hacía tiempo que se veía venir. Calle y Marcos parecían tan amigos hace cinco minutos.

-¡Vete adentro!- grita Calle, y de inmediato sé que me lo está diciendo a mí.

Decido obedecer, por una vez; doy media vuelta y corro a la casa. Sé que todo el mundo me está mirando pero me da igual. Me abro paso entre la multitud del vestíbulo y subo a toda prisa hacia la habitación de Calle. Se me ha olvidado cerrarla con llave al salir y, para empeorar las cosas, hay una enorme mancha roja en la moqueta. Habrá entrado alguien por accidente y se le ha caído la bebida. Genial. Voy rápidamente al baño, cojo una toalla y abro el grifo del lavabo. Cierro la puerta de Calle en cuanto entro y froto la mancha con furia, pero el agua sólo consigue que la macha se extienda. Entonces oigo la puerta, que se abre, e intento ponerme de pie antes de que Calle entre.

Y llegaste tú... [CACHÉ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora