CAPÍTULO 5

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Siento un gran alivio cuando Calle se marcha por fin para que Matu y yo podamos hablar de la fiesta. Necesito más detalle para calmar mis nervios, y tenerlo a ella cerca ni no ayuda.

-¿Dónde es esa fiesta? ¿Se puede ir andando?- le preguno intentando sonar lo más tranquila posible mientras coloco mis libros ordenadamente en su sitio.

-Técnicamente, es una fiesta de fraternidad, y acudirá una de las fraternidades más importantes- Abre la boca mientras se aplica más rímel en las pestañas- Se celebra fuera del campus, así que no iremos andando, pero Kim vendrá a recogernos.
Me alegro de que no sea Calle, aunque sé que también irá. La idea de ir en un coche con ella me resulta insoportable. ¿Por qué es tan grosera?

-¿Me oyes?- me pregunta Matu interrumpiendo mis pensamientos.

-Perdona..., ¿qué?- No me había dado cuenta de que mi mente se había desviado hacia la chica grosera.
-He dicho que vamos a prepararnos. Quiero que me ayudes a elegir qué ponerme- dice.

Los vestidos que selecciona son tan poco apropiados que no paro de mirar alrededor buscando una cámara oculta y de esperar que de repente alguien aparezca de ninguna parte y me diga que todo ha sido una broma. Hago una mueca de horror al verlos todo y ella ríe. Al parecer, le hace gracia que no me guste ninguno.

El vestido que elige al final es una rejilla negra que deja ver el sujetador. Lo único que evita que enseñe todo el cuerpo son unas bragas negras. La falda apenas llega a cubrirle la parte superior de los muslos, y ella no para de subirse más la tela para mostrar más pierna, y luego tira de la parte superior hacia arriba para mostrar más escote. Los tacones de sus zapatos miden al menos diez centímetros de altura. Se recoge el pelo negro en un moño desaliñado con algunos mechones sueltos que caen sobre sus hombros y se pinta una gruesa raya en los ojos conlápiz azul y negro. No creía que fuera posible ponerse más eyliner del que ya luce habitualmente.

-¿Te dolieron los tatuajes?- pregunto mientras saco mi vestido granate favorito.

-El primero que me hicieron sí, pero no tanto como la gente cree. Es como un montón de picaduras de abeja- dice quitándole importancia.

-Eso es horrible- contesto, y se echa a reír.

-¿No has pensado en hacerte alguno?- me dice mientras sigue preparandose.

-La verdad es que muchas veces me he querido hacer algunos pero nunca me he atrevido, lo máximo que he hecho es pintarme el cabello como lo tengo ahora.
Entonces pienso que probablemente yo le resulte tan rara como ella a mí. Y el hecho de que ambas seamos extrañas para la otra se me antoja curiosamente reconfortante.

Se queda boquiabierta al ver mi vestido.

-No irás a ponerte eso ¿verdad?
Delizo la mano por la tela. Es el vestido más bonito que tengo, es mi preferido, y la verdad es que no tengo muchos.

-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?- pregunto, intentando ocultar lo ofendida que me siento.

El tejido granate es suave pero resistente, como el de los trajes de negocios, con el cuello un minimamente escotado y las mangas de tres cuartos que llegan justo debajo de los codos.

-Nada..., solo que... es muy largo- dice.

-Sólo me cubre hasta casi la rodilla- No sé si es consciente de que me ha ofendido o no, pero por alguna razón no quiero que lo sepa.

-Es bonito- añade- Es sólo que me parece demasiado formal para una fiesta. Si quieres, te presto algo mío- dice con toda la sinceridad del mundo.

Me encojo ante la idea de intentar ponerme uni de sus minúsculos vestidos.

-Gracias, Matu, pero prefiero llevar éste- digo, y enchufo la plancha del pelo.

Y llegaste tú... [CACHÉ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora