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Las noches estrelladas en Insomnia son hermosas y algo distorsionadas, el escudo que protege la ciudad deja cierta fluctuación en el cielo que también llegaba a dejar cierto oleaje de magia sobre la imagen que tenían del cielo nocturno.

-¿Sabes qué tu nombre significa "Noche"? -dirige su mirada a ella, el usual impedimento de cerámica en su rostro apenas deja ver sus labios y cómo se mueven al hablar, tiene puesto un vestido negro, simple y largo para cubrir las posibles zapatillas que usa y que esconde bajo el largo de la tela, las mangas negras y de un material transparente le cubren las manos, el cabello recogido debajo de la tela que va con la máscara pero algunos mechones escapan por debajo- también "nocturno" y "de la noche".

No dice nada, simplemente la mira, como se acerca a pasos cortos para no poner en evidencia su calzado.

-Todos te están buscando, las señoritas te buscan hasta en cuartos en donde no deberían estar -no hay que ser explícita para decir que encontró al menos a una de esas muchachas cerca de su alcoba, la idea le da escalofríos- no te preocupes, parece ser que con solo verme piensan que soy un ente del lugar -baja importancia a la situación con un ademán de manos, quizás después del susto que les dio se encargó de que se fueran del todo del palacio.

-Gracias por eso -se queda callado después de eso, (...) se sabe cada uno de sus escondites, porque ella se los enseñó, así que verla ahí no lo sorprende.

-Vamos, al menos regresa un momento -No se mueve de donde esta ahora, apoyada al igual que él en la baranda que los separa de la caída y les brinda una bella vista de la ciudad- no todos los días cumples 15 años.

-Prefiero la tranquilidad -por supuesto que lo sabía, pero (...) también sabía que en esos momentos se las quería dar de interesante por la forma en que estaba apoyado en la baranda, mirando el horizonte y con su usual cabello despeinado aunque ella misma se pasó una hora de su vida para peinarlo antes de que el evento diera inicio.

Había ocasiones en que se preguntaba si tenía el síndrome de octavo grado, aun cuando ya era el príncipe de toda una nación y poseía magia.

-Tu amigo me parece una persona agradable -dijo como si nada para tratar de ver una reacción en él- sin mencionar que es muy alegre -por no decir adorable, aun recuerda su cara cuando lo vio cerca de la mesa en donde se servían los aperitivos, parecía lucha con una fuerza invisible para alejarse de la comida, tratando de sonreír con menos nerviosismo mientras jóvenes nobles se le acercaban de vez en cuando.

--Ay, esta muy callado. Trata de pensar si algo le ha pasado en la fiesta para que este así o puede que también le hicieran algo en la escuela.

-Fuera de eso -Noctis escuchó un pequeño alboroto luego de que ella se fuera a un punto que él no podía ver fácilmente, se extrañó y frunció el entrecejo, cuando dio la vuelta se quedó quieto por la impresión.

Frente a él había una pequeño pastel, con fresas encima y con el glaseado parecía estar mal distribuido, las velas encima del pastel eran de esas que lanzaban pequeños fuegos artificiales y otras solo eran "chispas mariposa" como (...) les decía y ella con una sonrisa que se le hizo ridícula.

La carcajada que soltó fue casi tan estruendosa como la de ella cuando un pedazo del pastel se cayó al suelo porque estaba sosteniendo la base muy a la derecha.

No sabía qué rayos estaba escrito en medio de todo, el glaseado azul estaba deforme pero al menos logró reconocer una N y un liz.

-¡Feliz cumpleaños, Noctis! -dijo con una sonrisa y casi levantando el pastel hacia su cara- venga, una mordidita, como te enseñé.

Claro, esa vez en que le dijo eso terminó por estampar toda su boca en el pastel tras poner su mano en su nuca.

Nunca más.

Sopló las velas una vez ella se rindió, agradeció el gesto mientras ella le daba una porción en un plato y tenedor descartable.

-¡Aquí están los regalos! -su rubio amigo se apareció, con dos regalos envueltos en papel regalo que se puede comprar en cualquier tienda, no como los que le esperaban en la sala de bailes, había uno que era más grande que él, no era que llegase a despreciar esos detalles, pero la verdad era que lo presionaban mucho.

-¡El mio primero! -su grito sorprendió a Prompto y (...) tuvo que tocer antes de recordarse que tenía que mantener un poco las aparecía porque aun no conocía del todo al muchacho- ejem, digo, eres libre de abrir el que quieras -por supuesto, su acento de noble fue opacado por la risa contenida de ambos muchachos, porque Noctis ya le había dicho a Prompto sobre (...) y cómo era realmente puertas para adentro, dejándola un poco en ridículo.

Eran estas lindas cosas que ella hacía de una manera simple que lo ayudaban a olvidar que era de la realeza, era como un respiro a todo el peso que caía sobre él.

Y justo ahora le gustaría regresar a esos momentos de pequeña tranquilidad.

Ahora que sube los escalones de vuelta al que ha sido su hogar, los recuerdos lo asaltan sin demasiada espera.

Las cosas serian más fáciles si tan solo pudiera regresar a esos días que ahora se veían como una idealización y no algo que realmente había pasado.

Se sorprendió de ver a Ravus ahí, pero luego vio su ademán de darle la espada de su padre, además de su reconocimiento; (...) estaba ahí también y se sorprendió aun más al ver que parecía brillar de color azul.

Quizás solo estaba imaginando cosas.

-Ya sabes para que estoy aquí -la escuchó en su mente, de nuevo con el rostro cubierto y vestida de negro.

Una imagen demasiado conocida.

-Y te ordeno que ni siquiera lo pienses -sus palabras parecen tomarla por sorpresa, ve duda en su postura- como rey, como amigo, te pido que no piensas en atentar contra tu vida por mí.

En cuanto siente sus palabras (...) quiere replicar, pero la mano de Ravus se posa en su hombro y niega, porque se ha dado cuenta de lo que posiblemente le ha dicho, (...) lo sigue junto a los demas cuando se dirigen a las puertas, ¿para qué estaba ahí entonces? ¿para qué llevaba la daga hueca en su cubierta y amarrada en su cintura?

-Déjame protegerte -nadie sabe que, mientras caminan, mantienen esa charla en sus mentes, con cada paso (...) es más insistente.

-Lo harás -abre las puertas al final del pasillo, la escena que les recibe no es la mejor, ella tiembla del miedo por la simple idea de que Ardyn esta hacia donde él se dirige solo, su voz la hace regresar en sí misma antes de perder la noción de lo que ocurre- el solo hecho de que estén aquí, es suficiente.

To the SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora