Extra: Noctis

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Tiene que ver con el final verdadero.

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Desde sus primeros recuerdos, la voz amable de (...) y su presencia estaban ahí, nunca la sintió como algo ajeno a su vida, en ocasiones hasta podía decir que la conocía de mucho antes.

Ella siempre le dejó claro de manera indirecta que no era su madre, siempre mostrando fotos de la misma porque siempre decía que, lastimosamente, él no la recordaba del todo por ser que la última vez que la vio era aún muy pequeño, tratando así de mitigar la pena que nacía cada que se recriminaba por el no recordarla.

-Todo esta bien, nada es tu culpa -le decía mientras se sentaba junto a él, con un libro en manos y con lentes sobre su máscara en un intento de hacerlo reír luego de todo un día con su mirada triste; notando que su táctica no servía de nada, suspiró derrotada- ¿Hay algo que pueda hacer para que cambies esa expresión? -fue directa con su pregunta, hizo que la mirará con atención, ¿había algo? No lo sabía, pero de todas formas no estaba seguro de querer algo específico.

-La canción del deseo -susurró a su lado, sintiéndose culpable por no llegar a recordar del todo los nombres de todas las canciones raras que le ha estado cantando durante tanto tiempo.

-¿Hablas de una plegaria? -afirmó al momento de encontrar las palabras correctas pero siguió sin entender- la canción de Tommy y Gina -afirmó, a la vez que la miraba esperando que empezase- en serio, tengo que enseñarte english uno de estos días.

-Suena raro -ella rió, antes de lanzarse del todo a su lado, acostada y luego tomando las mantas para cubrirse.

Su voz en tono de la extraña canción lo arrulló al punto de dejarlo dormir sin problemas.

Eran bellos recuerdos de su infancia, que casi se habían aplazado a un punto sin retorno dentro de su memoria con el pasar de los años, quizás fue porque siempre dio por sentado que ella estaría ahí, dispuesta a quedarse con él.

Quizás, no, esa fue la razón de que no se dio cuenta a tiempo de lo que ella sentía por él desde un inicio, que fue marcándose más conforme intentaba nuevas cosas y ella no podía, pero de todas formas lo hacía, trataba de todo, con tal de estar a su lado, tal y como siempre había sido.

-¿Todo bien ahí? -la vio forcejear con una de las espadas, sus brazos apenas si podían con el peso- yo puedo llevarla -acercó su mano a la de ella, tendiendo su extremidad para que le diera el mango de la espada.

-No tienes que preocuparte, cuando tenía... cuando tenía 14 años podía con una espada igual a esta -fue su rara respuesta, pero no sonaba del todo honesta, ya que se le cayó y casi le atraviesa el pie.

Al final, tuvo que quitársela antes de que pasase algún accidente de mayor escala.

Por supuesto, habían cosas que a él le gustaban en las que ella apestaba, pero pronto se dio cuenta que habían cosas en las que (...) era increíblemente buena pero en las que él... no era exactamente bueno.

-Y esto es... -dejó al aire las palabras, no tenía idea de qué tenía en frente o si quiera un indicio de lo que veía.

-Es un pastel de cumpleaños para ti -una porción del postre cayó a un lado, al menos el olor a vainilla abría el apetito- era.

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