Sebastian Warren en multimedia
Mi impresión al conocer al hombre delante de mi es tan alta que no puedo apartar los ojos de él y al parecer él tampoco puede hacerlo conmigo, sus ojos azules son muy penetrantes y me ponen inquieta igual que a mis piernas, que no han dejado de moverse a pesar de que ya ocupe el asiento frente a su escritorio.
Atrevidos ojos azules como el cielo, labios color rosados, nariz delineada y el cabello canoso más atractivo que he visto en un hombre, su corta barba es igual, pero solo es un atractivo más en su rostro, pero eso es solo la punta del iceberg porque cuando mi mirada nada casual sigue bajando, quedo mucho más impresionada.
¿Han escuchado que los hombres se ven mucho más atractivos en traje?
Creo que la respuesta es muy obvia y si tenía dudas el termina por responderlas todas, el traje entallado y de oficina se adapta muy bien a su cuerpo, tiene la camisa abierta en los primeros botones, los cuales me dan la perfecta vista de la división de su tórax mientras los músculos de sus brazos se marcan muy bien cuando flexiona los brazos y los apoya en el escritorio.
Y así podría seguir describiéndolo, pero me arriesgaría a parecer una acosadora, sin embargo no lo hago porque ahora que lo he visto una sola pregunta aparece en mi mente.
¿Qué es lo que necesita un hombre como el en mí?
Es atractivo y con esa apariencia puede tener a cualquier mujer que se proponga conquistar, sea mayor o de mi edad, es todo un partido que alguien es incapaz de rechazar, además tiene un buen estatus económico y eso atrae a chicas interesadas, creo que hasta solo haría falta presentarse para que ellas en filas se bajen las bragas.
—¿Cuántos años tienes, Ellizabeth?
Eso me encantaría preguntar a mí, la curiosidad me carcome, estoy segura que me dobla la edad o probablemente incluso mucho más, aunque él debe ser de esa suerte que tienen algunos hombres, donde cuanta más edad tienen, más salen a lucir sus atributos.
Le respondo con la garganta algo seca. —Veintiuno.
Eleva las cejas suavemente.
Realmente quiero hacer la pregunta.
—Veintiuno.—Repite.
¿Soy muy pequeña para él?
La respuesta es Obvia, Ellie.
—¿Cuáles son sus intereses para estar sentada hoy aquí frente a mí, Ellizabeth?
¿Necesito razones?
Creo que es muy obvio porque una mujer joven estaría sentada frente a un millonario al que lo llamara Sugar Daddy a partir de ahora, sin embargo me sorprende que Sebastian Warren me pida una explicación, así que solo por ese interés, se lo digo.
—Hipoteque la casa de mis padres cuando mi hermana enfermo de gravedad.—Respondo y sus ojos se abren. El pecho me duele al hablar de esto.—Ahora es lo único que me queda... yo no puedo perderla.
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Bajo Sus Términos
RomanceLa inocente Ellizabeth Pullman ha sus veinte años paso la mayor tormenta de su vida cuando su hermana menor y única familia falleció. Lo que le queda ahora es esa espinilla que se niega a sanar y una enorme deuda con el banco producto de los gastos...