Noche de copas

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Meghan

Observaba a papá ya un poco acalorado por el whiskey, el viejo no tenía tanta resistencia alcohólica como nosotros que lo habíamos heredado de mamá, podíamos tomar barriles de cerveza si era posible y no nos hacía efecto, al menos no como a Reginal.

Max y yo lo veíamos divertidos, sabíamos que ya estaba sobrepasando su limite cuando sus mejías pálidas comenzaban a tornarse rosa y porque entrecerraba los ojos cuando hablaba alguien, eso era signo de que su concentración ya no estaba siendo buena.

Esa era también una señal de que la cena estaba casi por terminar, así que decidí levantarme de la mesa y hacer lo que tenía planeado desde que vi a Charlotte llorar y aferrarse a mí americana.

Busque al chico que nos atendía y le pedí que se cobrara toda la cuenta de mi tarjeta, incluido el servicio de la mesa que había reservado la rubia, el chico lo hizo de inmediato y le di una propina extra porque había sido bastante paciente en lo mucho que habíamos tardado cuando me senté a consolarla.

Al regresar a la mesa vi a Max riendo porque papá estaba tratando de concentrarse cuando Charlotte hablaba sobre su boda, era imposible no reírse con las caras que ponía.

- Tú te encargaras de llevar al alcohólico de tu marido, ¿verdad? – le pregunte a mi madre riendo.

- ¿Cómo que alcohólico? – salto papá de golpe.

- Ya veo que no se te ha alterado el oído, viejo.

- Claro que no, estoy perfectamente.

- Si claro, rojo como tomate y evitando dormirte en la mesa, ¿qué es ese ejemplo Reginal Dweryhouse?, gobiérnate por favor – Max soltó una carcajada con mi comentario y Charlotte y mamá trataban de morderse los labios para no reír.

- Deja de molestar a tu padre, y no te preocupes yo me encargo de llevarlo a casa.

- ¿Y tú, te quedaras con ellos? – pregunte a Max.

- Sí, posiblemente sea yo quien conduzca.

- Ni hablar – protesto papá. Todos reímos con la cara de gato de Max.

- Entonces debemos pagar cariño, y nos marchamos – mamá comenzó a buscar con la mirada al chico de servició.

- Ya esta todo mamá, no te preocupes – Charlotte abrió mucho los ojos y volvió su mirada a mi.

- Pero yo necesito pagar mi parte y mi servicio de antes – me dijo preocupada.

- Ya esta todo rubia – le conteste guiñándole un ojo.

- Tranquila cariño, mi hija no quedara en la calle con esta cena, déjala porque es igual a su padre cuando se le mete algo en la cabeza – mamá la freno cuando vio que seguiría protestando.

- Bueno viejos, es hora de que los lleve a la salida, ¿me acompañas Charlotte?

- Vamos.

Caminamos a la salida, pedimos los coches al valet, me despedí de mis padres y mi hermano y me asegure que fuera mamá quien condujese. Ellos se despidieron de Charlotte y la invitaron a más reuniones familiares, justamente cuando llegara mi hermano mayor.

- Meghan necesito que dividamos lo de la cena – Charlotte me hablo inmediatamente mis padres se fueron del restaurante.

- Rubia, eso esta arreglado, tranquila.

- Pero...

- Pero nada, recuerda que teníamos un trato con la cena, si te escuchaba y me interesaba te invitaba – le sonreí cuando la vi sonrojarse. No sabía que había sucedido pero la noche estaba siendo agradable con ella.

La tentación antes de llegar al altarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora