Un año lejos

217 12 0
                                    

Meghan

Caminaba por inercia, parecía una autómata que le daban cuerda y seguía instrucciones y era precisamente Summer quien se encargaba de hacerlo. Me llevaba de la mano al interior del hotel, específicamente a la sala privada que estaba reservada para nosotros por cualquier eventualidad.

En realidad se trataba de la sala de descanso que tenía mi padre en el hotel, que nos había prestado para poder darnos un respiro si la situación lo ameritaba dentro del evento, era bastante sabio dándonos ese espacio, pero no iba a reconocérselo aunque en esos momentos se lo agradecía infinitamente.

- Siéntate acá, iré por un botiquín – Summer me sentó en el sofá y salió nuevamente.

No dejaba de pensar en las palabras de Charlotte, y quería llorar, quería gritar y tirar todo a mi alrededor, mi pecho sentía la misma opresión como el primer día cuando todo con Skyler sucedió, es que el solo escuchar su nombre el nudo en mi estomago aparecía de inmediato y sin posibilidad de desaparecer en al menos un buen tiempo.

- Acércate – la voz de Summer me saco de mis pensamientos, no se en que momento entro y se ubicó en la mesa al fondo del salón – siéntate en la mesa para estar a la altura – le hice caso y me quede observándola sacar las cosas – déjame ver – la pelirroja aparto levemente mi mano de mi mejía, no me había percatado que no la había movido ni un minuto – no se ve tan profundo, pero no ha dejado de sangrar del todo, haré un poco de presión, la limpiare y pondré una banda, ¿de acuerdo? – asentí sin decir nada.

Ella preparo el algodón y realizó los pasos tal y como me dijo, me veía con una leve sonrisa, pero sus ojos estaban cargados de preguntas, cariño y pena, supongo que debía tener muy mala cara para que me mirara de esa forma.

- ¿Vas a contarme que fue lo que paso? – Summer corto el silencio que se había establecido desde hace mucho rato, yo me encogí de hombros – ¿fue Charlotte, la que te hizo esto? – volví a encogerme de hombros y asentí levemente – ¿por qué? – me vio con el ceño fruncido y me obligo a verla a los ojos.

- Supongo que al momento de darme el golpe no pensó que podría herirme con su anillo de compromiso – mi voz sonó fría y monótona, era como si alguien más manejara mis cuerdas vocales e hiciera que hablara.

- Pero, ¿por qué ha tenido que pegarte?, ¿han discutido?

- Sí – volví a responder seca.

- ¿Quieres hablar de eso?

- La verdad no me apetece ni siquiera mencionarla – la vi a los ojos y sé que noto mi frialdad y decepción por el modo en el que su rostro mostró sorpresa y culpa.

- Perdóname, no quería incomodarte con mis preguntas, eso solo que me preocupe – me dijo bajando la mirada, la tome por la barbilla y la obligue a verme.

- No tienes porque disculparte, soy yo quien debe hacerlo – suavice mi tono y mi semblante y acaricie su rostro – te has ganado mi cariño en poco tiempo y aunque lo nuestro no funciono más allá de esas noches, muy buenas por cierto – subí y baje mis cejas tratando de aligerar la conversación y quitarle el hierro a todo, ella me dio un pequeño golpe en el hombro y negó con la cabeza – ya en serio, gracias por estar aquí conmigo, eres especial Summer y me alegro que seas mi amiga, tuve mucha suerte conociéndote esa noche.

- Me harás llorar – dijo fingiendo limpiarse unas lagrimas, en realidad era todo una payasa al igual que yo – yo también me alegro muchísimo el conocerte, eres una chica maravillosa Meg, me demostraste que muchas veces podemos equivocarnos al juzgar a alguien.

La tentación antes de llegar al altarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora