Calzones de carne

198 15 0
                                    

Meghan

Había hecho todo tal y como debía, deje la ropa justamente donde mi hermano la dejo, salí y camine hacía el salón, el almuerzo estaba avanzado y comenzaban a llegar los postres.

Papá me vio interrogante y mi madre sonrío cómplice con una expresión que solo yo conocía, misma que tenía Max de una forma más obvia, Brice estaba concentrado viendo a los mellizos que comieran sus últimos vegetales, estos sonrieron ampliamente al verme y Esther los veía divertida por como se distraen con cualquier cosa. Al otro extremo Charlotte estaba hablando con un Joseph malhumorado en albornoz. No te rías Meghan porque todo se va a joder.

- Siento mucho haberme marchado así, pero necesitaba hacer una llamada para cuadrar lo de una pequeña gira – dije al caminar a mi asiento junto a Max.

- Debes dejar de trabajar en los almuerzos Meghan – dijo mi padre con las cejas enarcadas – ya sabes que no me gusta mezclar...

- Los negocios y la familia, porque la familia es primero – termine la frase por él y sonrió – lo sé viejo, prometo que es la primera y última vez que pasa, pero de verdad necesitaba hacerla.

- De acuerdo cariño no hay problema – intercedió mamá – siéntate, pedí tu pie favorito.

- Gracias madre tú si me quieres y me consientes - le sonreí y me senté en mi lugar – ¿Estas cómodo con el albornoz, Joe? – pregunte con sorna – porque creo que tu ropa venía en camino en cuanto deje el lobby.

- Gracias – me dijo con la mandíbula apretada, mientras la rubia me veía divertida con los ojos entre cerrados.

- ¿Lo hiciste? – me susurro Max al sentarme.

- Esta todo hecho, es más ya vamos a comenzar – señale con la cabeza a la chica que llevaba la ropa del imbécil.

Una joven alta y delgada entro al salón, se disculpo con nosotros y le entrego la ropa a Joseph, este la vio con el ceño fruncido y aires de grandeza, pedazo de imbécil, cómo voy a disfrutar verlo en el suelo.

- Puedes cambiarte en la habitación del salón – dijo Brice antes de que el estirado saliera del lugar – hay dos habitaciones al cruzar la pequeña piscina que divide el cristal – señalo hacía uno de los costados del lugar – ven te indico.

Brice se levanto y fue seguido por Joe, vi a Max de reojo y le sonreí, eso fue más que suficiente para que comprendiera la señal, lo cual fue perfecto, ya que Esther cuidaba de las pulgas que estaban embarradas de helado, mamá y papá conversaban con Charlotte cuando su prometido y mi hermano se fue.

- ¿A dónde vas, Max? – pregunto mi padre cuando mi hermano se levanto.

- Al baño papá, Meghan me ha manchado de pie – se señalo el pantalón, una mancha que él solo se hizo.

- ¡Eh, pero si yo no hice nada! – me defendí.

Todos rieron y Max camino hacía el baño que estaba cerca de la habitación donde estaba Joseph justo cuando Brice volvió a entrar al salón.

Estaba ansiosa, Max debía soltar a Pudín cuando el idiota saliera de la habitación, mi bebe haría su parte y Max no tendría problemas de ningún tipo. Los minutos que esperaba a que saliera eran eternos, y mi mirada estaba clavada en el pie en mi plato.

- ¿Sucede algo? – la voz de Charlotte me sobresalto, sacándome de mis pensamientos – lo siento no quería asustarte – dijo con una sonrisa.

- No pasa nada – negué con la cabeza – estoy cansada y debo resolver algunos asuntos, además debo estar al ciento por ciento con esos terremotos – señale con la cabeza y las dos volvimos a ver a mis sobrinos que seguían embobados con sus helados – parece que el postre es más importante que su tía – Charlotte me veía sonriente y negaba con la cabeza.

La tentación antes de llegar al altarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora