-¿Podemos hablar?
Tan pronto como siente su voz detrás del sillón, su cuerpo se tensa. Piensa en hacerse el dormido, pero termina por parecerle muy ridículo considerando que la TV esta prendida y el sonido del programa de espectáculos de la noche inunda la sala. Ahoga un suspiro, volteándose para verlo de todos modos.
Manuel no se sienta; se acomoda los lentes de lectura y esconde sus manos en los bolsillos de la polera que usa para dormir.
-No quiero que me declares la guerra por esta huevada.
A Miguel no le gusta como le habla. Como si le estuviera haciendo un favor. Después de que le terminó, lo ignoró, y (aunque no verbalmente) exilió al sillón. Decide entonces, hacer lo que sabe que más le hincha las pelotas al chileno.
-¿A que te refieres?
Lo dice tan inocentemente, que Manuel aprieta los labios. Como lo hace cada que algo empieza a molestarle.
-Sabes perfectamente bien a que me refiero.
-No, no realmente.
Miguel devuelve su atención al televisor. Manuel espera en silencio.
-¿Te molesto que venga Fran?
-No...- A Miguel le arde la cabeza. Aprieta los dientes y traga saliva antes de seguir. -Mientras no tiren en el sillón, no me importa lo que hagan.
Manuel maldice bajito, pasando una mano por su cara. Miguel puede sentir su humor hervir.
-Mira, Miguel, yo no te estoy pidiendo permiso de nada. Solo estoy tratando de evitar peleas huevonas y ya.
-Ya. Y yo solo digo que no en el sillón. Eso es todo.
-Puta, es peor que hablar con un animal.
-Lo mismo digo...
-Tú no vas a controlar con quien ando o que hago con quien. Ni a quien traigo al apartamento. Dejemos eso bien claro.
Miguel vuelve a fijar la mirada en el televisor, y responde con voz socarrona.
-Haz lo que quieras, Manuel. Yo solo estoy tratando de mantener el sitio donde duermo libre de mierda.
-Claro, como es la única wea que haces acá últimamente.
Miguel frunció el ceño.
-¿Y que carajos quieres que haga?
Manuel maldice de nuevo. Se da la vuelta, y se pierde en la oscuridad del pasillo que lleva al cuarto.
-Si quieres te quedas o te largas, huevón. Consíguete una vida.
Miguel mira con tanto odio al televisor que siente que el aparato explotará. Aún más cuando su garganta empieza a arder cada que toma un sorbo de aire.

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Par de Idiotas
General FictionDonde Manuel y Miguel terminan, y la convivencia en el apartamento es un infierno.