-No sabía que tuvieras tantos libros de cocina.
Miguel mira sobre su hombro, presintiendo la sonrisa burlona de Martin. Sonrie de lado.
-Son más algo así como una guía. Sabes que siempre personalizo mi comida.
Martin le alcanza otro par de libros, y Miguel los acomoda con cuidado en el librero impecable que acaba de comprar. Se había olvidado lo trabajoso que era mudarse. Por suerte, Martin se había ofrecido a ayudar—siempre y cuando hubiera comida.
El olor de las galletas, pie de limón y demás postres que había cocinado inundaban la sala. Miguel limpia el sudor de su frente. Martin silba por lo bajo, alcanzándole aún más cosas.
-Pensé que era broma cuando dijiste que ya te habias mudado, che.
Miguel frunce el ceño.
-¿Por qué? Te dije que iba a hacerlo.
Martin se encoge en hombros, abre una caja pequeña y empieza a desempacar el contenido. Le murmura un "cuidado" a Miguel cuando le alcanza un adorno de Machu Picchu de vidrio. Miguel lo toma, casi conteniendo el aire al hacerlo.
-No sé. Quizás fue porque pensé que iba a tomar más tiempo.
-Yo también...
Susurra Miguel. Martin lo escucha, pero no responde porque esta muy ocupado abriendo el álbum de tapa dura que ha encontrado en el fondo de esa caja sin que su amigo lo note. Ojea un poco, y mira con discreción a Miguel. Pretende que nada ha pasado, se relame los labios y le alcanza otro montón más al pelinegro.
-¿Y si abrimos un buen pisco?
Pregunta Miguel con voz cantarina. Martin fuerza una sonrisa.
-Dale.
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Par de Idiotas
Ficción GeneralDonde Manuel y Miguel terminan, y la convivencia en el apartamento es un infierno.