POV Natalia
Dejé de leer en cuanto unos brazos rodearon mi cuello desde atrás, anticipando la batería de besos en mi mejilla que me hizo sonreír.
— Buenos días, cariño. — La acaricié por encima del jersey.
— Dime que has dormido algo, por favor.
— Lo he hecho. — Prometí para su tranquilidad —. Y también he preparado tortitas.
Abrió la boca de par en par con entusiasmo, y me reí de la ilusión en su mirada. Bueno, puede que también me estuviera riendo del nido de pájaros en el que se había convertido su mata de pelo rosa.
— ¿Con sirope de caramelo?
— Eso ya se lo echas tú.
— ¡Dios mío, Nat! Te amo. — Exclamó corriendo hacia la cocina.
Puede que entre ahogar los dramas y cierta distracción ayer no estuviera al pie del cañón, pero no verle sacar el teléfono durante toda la noche me olió enseguida a chamusquina. Estuvo toda la salida evitándome y escabulléndose con las demás, al menos hasta que nos metimos en el taxi y no tuvo de otra que hablarme del tiempo, así que viendo todos sus esfuerzos por evitarlo, esta era mi mejor manera de subirle el ánimo. De momento.
— ¿Puedes amarme mientras me matas, por favor? — Pedí devolviendo mi atención a los papeles.
— ¿Y entonces quién me va a hacer tortitas un día de resaca?
— Pues tortitas no, pero María compra unos churros de muerte.
— Ya... — Apareció de nuevo con el plato que le había preparado y el bote de caramelo —. Yo es que siempre he sido más de desayuno americano.
— No me digas... — Bomeé haciéndole sitio —. Más de una década de relación y no me había dado cuenta.
Poco después ya me había obligado a recogerlo todo para que me uniera a su desayuno. Discutir con Ici cuando no estaba de humor no era nunca una buena idea, y atreverse a llevarle la contraria, mucho menos. Era de esas personas que nunca levantaba la voz, pero tampoco le hacía falta cuando te dedicaba una de esas miradas amenazantes.
— Saben diferente. — Comentó al tercer bocado.
— Eso es porque te has pasado ocho pueblos con el caramelo, tía. — Me quejé notando como se me pegaba en el paladar.
— Que no, que nunca hay suficiente caramelo. — Descartó partiendo otro trozo —. Es algo más.
— Ninqui hiy suficienti cirimili. — Me burlé —. Vamos a morir todas de diabetes, da gracias a que me encargo yo de administrar el azúcar en esta casa, señora médico.
Me sacó el dedo del medio mientras acababa de masticar.
— Ahora en serio — habló en cuanto pudo —. ¿Qué les has hecho?
— Les he substituido algunos ingredientes por cosas de origen vegetal. — Admití dejando mi tenedor sobre la servilleta.
— ¡Anda! Mira que eco-friendly nos estamos volviendo últimamente.
— Me gusta probar cosas nuevas. — Le resté importancia.
— Y a mí ser tu conejillo de indias, así que sigue experimentando conmigo todo lo que quieras.
— Lo iba a hacer igual, cariño. — Aseguré con una sonrisa de medio lado —. Vivimos juntas, te ha tocado.
— Ici es una chica con suerte.
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Come Out And Play
FanfictionLa academia de danza Galerian se había convertido en una de las más importantes del país, tanto por el alto nivel de exigencia como por la gran calidad de sus alumnos. Para Natalia Lacunza aquel lugar se había convertido en su hogar, pero la marcha...