No lo conozco

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Sumire se dirigía a mi alcoba, mientras yo camine hacia la puerta, respire muy hondo y al abrir, Boruto estaba de pie con los brazos cruzados como si el muy desgraciado esperara una explicación.

Las manos me comenzaron a hormiguear y como nunca en la vida desee destruirlo, solté el aire que no sabía que estaba conteniendo para poder dejar le, en claro, que pronto lo iba a  refundir en la cárcel, dónde no vería nunca más a Sumi ni al bebé.

Respire de nuevo y él destenso sus brazos.

Boruto -- oye estás bien?

Sarada -- (y el muy imbecil se preocupa por mí) si claro me encuentro de maravilla, cuando llego a mi casa para descubrir, que no solo te has atrevido a utilizar a Sumire cómo saco de boxeo, sino que está embarazada y tú ten por seguro que no saldrás de prisión por el resto de tu vida. (No pude contener me, más y me lancé sobre el), pero está vez no tuve tanta suerte como en la entrada de su casa, después de esquivar un par de golpes, me sujetó de los brazos y comenzó a hablar.

Boruto -- es la segunda vez que te lanzas sobré mí, y aún cuando nunca lastimaria a una mujer, tampoco puedo permitir que me ataques sin explicación alguna.

La furia hervía en mis venas y lo único que podía hacer era tratar de soltarme, mientras las emociones se agolpaban en mis ojos como malditas lágrimas y la expresión de mi vecino pasaba de severa a indulgente.

Acerqué mi boca a su brazo y lo mordí con toda la emoción contenida, hasta sentir su sangre tibia y ferrosa tocar mi lengua, grité y mis ojos traicioneros seguían llorando, los necios, y él solo me miraba en silencio.

Sumire salió completamente aterrada por mis gritos y pregunto  que estaba sucediendo.

Sarada- Sumi vete rápido al cuarto y no salgas no quiero que esté idiota vuelva a tocarte.

Boruto- tocarla pero si yo ni la conozco

Sumire - señor suelte en este instante a Sarada o llámeme a la policía.

Todo pasó demasiado rápido pero en mi mente algo hizo click, "señor" no se supone que el mal nacido es el ex de Sumire...

De pronto toda la emoción se despejó y mis músculos se destensaron.

Sentí a Boruto liberarme y a Sumire abrazarme con fuerza, mientras de mi boca sólo sale en un susurro.

Sarada.- el es el padre?

Sumi me mira como si estuviera loca y niega con la cabeza.

Quiero que me tragué la tierra y con la voz quebrada, pregunto lo que debí haber hecho desde el principio.

Sarada.- Sumi mírame y dime si conoces a ese hombre ( señalando a mi vecino)

Sumire.- no lo conozco

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