Ecos Y Ruidos (Gary x Avocato)

16 - Vecinos

—Pero Quinn, es riesgoso construir la nave teniendo al apoyado aquí. Podría darse cuenta y...

—No se va a dar cuenta —Hablo mientras organizaba unos asuntos en su laptop —Para eso los tengo a ustedes. Cuidarán de que no se percate de nuestro plan.

—Pero...

—Pero nada —Vio por un momento a su asistente y después volvió a concentrarse en el ordenador. —¿Eso era todo?.

—Si.

—Entonces ponte al corriente con tus deberes.

—A sus órdenes. —la asistente salió de la oficina e ignoro su voluntad de hacer más preguntas.

Quinn no se iba a quedar de brazos cruzados a esperar que el Avocato de otro universo se fuera como si el suceso nunca hubiera ocurrido.

Había una pregunta que no pudo ser contestada por el ventrexiano, y si él no le iba a dar esa respuesta, la conseguiría de cualquier forma.

El asunto es que no iba a estar tranquila hasta conseguir su objetivo.

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Gary terminaba de escombrar su cuarto, eran aproximadamente las 12 del día y para el, era la hora perfecta para hacer sus casi nulos deberes.

Aunque claro, antes la limpieza no duraba más de 30 minutos en completarse.

Pero es que teniendo al ventrexiano rondando por su cabeza, era más difícil su  concentración.

—¿Por qué me odia?.

El chico quería saberlo, el tenia muchas ganas de preguntárselo, pero al parecer, ese Avocato no estaba dispuesto al diálogo o mínimo al acercamiento.

—¿Como podría saberlo?.

En algún momento pensó que Quinn podría hacerle el favor de preguntar, pero con lo que le había dicho en días anteriores, la respuesta era obvia: No.

Gary se mantenía pensativo.

Aunque eso no duró mucho tiempo por qué un gran golpe al lado de su habitación acompañado de lo que Gary podría describir como un maullido lo distrajo.

El chico se quedó quieto por unos momentos.

Y después, otro golpe con otro maullido se escuchó en la habitación de al lado.

Hasta donde Gary recordaba, ese cuarto no estaba ocupado.

Y luego su memoria le ayudo a recordar que Quinn mencionó que se quedaría hasta que arreglará su nave.

—¿Sera posible? —se pregunto Gary ante la probabilidad de que el ventrexiano se encontrará en la habitación de al lado.

Pero después lo dudó, se supone que Avocato le había comentado que no lo quería cerca.

El chico sabía que Quinn no era de contradecirse.

Pero para Gary, no estaba de más confirmar que tal vez tenía un nuevo vecino.

Salió sigilosamente de la habitación y camino hasta la otra puerta.

¿Que hacía? ¿Tocaba?.

Desafortunadamente esa era la única forma de poder saber si alguien se encontraba ahí.

Gary lo pensó.

Por mucho tiempo.

Tanto que las soldados y personal que también vivían en ese edificio, lanzaban una mirada extraña al chico que permanecía ahí, afuera de la puerta sin hacer nada.