Ecos Y Ruidos (Gary x Avocato)

13 - Pero Parece Que No Eres Tú

Los rayos del sol entraron por la ventana de la habitación donde el ventrexiano se encontraba descansando.

Ahí, Gary sin poder evitarlo, acercó su mano a la de Avocato para tomarla.

Y el no apartó en ningún momento la vista hacia el rostro del ventrexiano que estaba dormido.

No podía escuchar su voz. Tampoco podía ver su movimiento, su parpadeo.

Pero no importaba.

Nada importaba por qué el ahora estaba ahí con el.

Con Avocato.

Y quería llorar ahí mismo, después de haber llorado más de 2 horas sin descanso alguno.

Todo por qué el estaba ahí.

Todo por qué Avocato no solo era un recuerdo.

Gary se sentía feliz por qué el no estaba loco, el sabía muy bien que el ventrexiano seguía vivo.

Y ahora estaba ahí con el, tomándolo de su mano, al borde del llanto por ver a su amigo dormido, pero con vida.

El chico se acercó, dejo la mano de Avocato y la llevo a su pequeña oreja que permanecía rota.

La acarició delicadamente.

Después llevó su mano al pecho del ventrexiano.

—Eres tan fuerte que sobreviviste a esto —Gary termino con las caricias y volvió a su silla para sentarse.

Pero antes de que lo hiciera, el ventrexiano tomo su mano y la volvió a dirigir a su pecho.

—No te detengas. —dijo con dificultad Avocato mientras que poco a poco empezó a abrir sus ojos.

El ventrexiano veía borroso, después enfoco con claridad.

Y observó a Gary. Tenía sus ojos hinchados y rojos, tapaba su boca con una mano y la otra permanecía en su pecho.

Avocato frunció el ceño. —¿Que... ¿Que está pasando?.

Gary se levanto —Avocato...

Primero vio sus manos y luego lo vio a el.

Y no tenía ese uniforme que tanto odiaba.

Tampoco tenía ese símbolo que tanto repugnaba.

Mucho menos lo estaba insultando y tampoco trataba de matarlo.

—Gary... —el ventrexiano apenas levantó su cuerpo para poder sentarse en la camilla.

El chico le puso atención, tratando de ignorar un sin fin de sentimientos que ahora mismo sofocaba su ser.

—¿Eres... Eres tú?. —Avocato se acercó lentamente.

Y el chico solo asintió.

—Gary... —Al ventrexiano se le quebró su voz —¿Cuanto... Cuanto maldito tiempo ha pasado desde la última vez que me visitaste.

Las lágrimas de Gary comenzaba a descender por sus mejillas.

—Pensé que jamás volvería a soñarte. —Avocato estaba a milímetros de abrazarlo.

—No estás soñando. —Gary río aunque sus lágrimas eran constantes.

—¿Seguro? —Avocato susurro en el oído del chico —Si no lo es, entonces dame un pellizco.

Con una sonrisa y tratando de calmarse, Gary obedeció al ventrexiano y lo pellizco en su brazo.

Avocato emitió un pequeño "Auch". —Prueba de nuevo.