31 - Estrellas

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Después de aquellas partidas de cartas en la tarde, después de esa extraña plática que los condujo a pocas conclusiones, llegó el martes.

La heladería.

A pesar de que habían estado pensado sobre lo que sucedió. Eso no los detuvo para verse en la tarde y como lo acordado, buscar una heladería donde pudieran hacer lo único que ya no querían hacer.

Platicar.

Aunque aquel día, los sabores que escogieron fueron de echo muy buenos, y la plática tampoco estuvo tan mal.

Hablaron de lo que les divertía, de lo que extrañaban, de lo que les molestaba y de muchas cosas más.

Y todo fluyó tan bien que no se percataron de lo estupendo que se lo pasaron.

Por qué claro, no se dieron cuenta, pero era como si Avocato hablara con el Gary que en su momento no lo había traicionado y Gary hablara con el Avocato que perdió.

Ese día, a pesar de la simplicidad de las cosas, estuvo extraordinariamente bien.

El martes pasó.

Llegó el siguiente día y ahora que el ventrexiano estaba con el chico, una pregunta comenzaba a molestarlo.

¿Habría una mínima forma de que... El se volviera a enamorar de Gary?.

El sabía lo sucedido con aquellos sentimientos.

Simplemente los reprimió, lo superó.

Todo fue una mentira y no le quedaba otra opción más que hacer eso.

Y en relación a Quinn.

Avocato indudablemente la quería.

Ella fue la única que lo acogió después de todo, pero no la amaba.

Fingía hacerlo.

Por qué el ventrexiano creía que era lo mínimo que podía hacer como agradecimiento a todo.

Corresponder sentimientos que en realidad no sentía.

Y ahora que conocía a un Gary distinto, un Gary que no rompía sus promesas y que no le hacía daño. Tal vez podría ser que algo surgiera.

Pero ¿Debía?.

Era miércoles.

Día de mirar las estrellas.

Algo en lo que estuvieron de acuerdo los dos.

¿Pero por qué?.

No lo sabían a ciencia cierta.

Pero si tenían una idea, y es que sentían que era lo que les gustaría (o gustaba) hacer.

Gary estuvo impaciente todo el día, pues quedaron de verse hasta las 9.

Sería una mentira decir que Avocato no lo estuvo.

Los dos tuvieron ligeros deseos de verse aunque aún no fuera la hora, pero si hacían eso, tendrían que platicar y por lo mismo de todo, no sabían si podrían sobrellevarlo.

Ellos solo querían verse, querían estar juntos, nada mas y nuevamente, no sabían si eran los deseos del otro.

Así que se abstuvieron.

Y como todos los días, la noche llego.

Salieron al mismo tiempo de sus habitaciones, lo que les consiguió una sonrisa a ambos.

Se saludaron, escogieron el lugar de observación y fueron hacia allá.

El destino era la montaña en donde Avocato se despidió la última vez, pues era el más cercano y de los mas altos de alrededor.

Ecos Y Ruidos (Gary x Avocato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora