Capitulo 21

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Después del evento y la discusión en el auto, Silvio no me dirigió más  la palabra, a no ser que sea para darme órdenes o cosas básicas. Me ha dejado ir con él a la oficina a hacer el trabajo como su asistente, hemos viajado a diferentes ciudades de Europa y en realidad su trabajo es verdaderamente agotador, en ninguna de las ciudades visitadas durabamos más de una noche y cabe recalcar que en todas nuestras estadías, en los hoteles, pidió habitaciones separadas para los dos, cosa que no me molestó en ningún momento.

Estamos otra vez en Barcelona después de trece días de viaje. En la empresa está todo calmado y sobre la marcha.
Silvio en el momento no se encuentra, tenía un almuerzo con su padre y Fabiola y por obvias razones no fui con él. Decidí pedir mi almuerzo a domicilio y quedarme en la oficina.

—Por fin te dejan un tiempo sola - Entra Miranda a la oficina de Silvio, cómo es su costumbre sin tocar — ¿Cómo estás? Pensé que tendría que pedir una cita para poder volver a verte.

—No seas tan exagerada - Digo riéndome — Estoy bien ¿y tú? ¿ya almorzaste? pedí a domicilio y creo que es demasiado - La invito.

—No y me estoy muriendo de hambre. ¿que pediste? - Pregunta abriendo las bolsas — Delicioso, fajitas de pollo - Exclama, respondiendose a si misma su pregunta, al ver que contenían los empaques. Me sorprende que sea tan sencilla

—Perfecto almorcemos, que estoy igual que tú. - Sugiero dividiendonos la comida.

—Y ese milagro que Silvio no está pegado a tu faldas - Dice metiéndose una cucharada de comida en la boca.

—Está almorzando con tus padres y antes que preguntes porque no fui, sabes que Fabiola no gusta de mí y no lo vi conveniente...

—Tranquila, no iba a preguntar —  Aclara, guiñando un ojo.

Hay un tema que me está rondando por la cabeza desde el evento del nuevo lanzamiento del proyecto aquí en Barcelona y no vi conveniente preguntárselo a Silvio, ya que como dije antes no es que me hubiese hablado mucho. Pienso que Miranda me podría ayudar y decido arriesgarme.

—¿Te puedo hacer una pregunta? - Digo un poco dudosa, creo que es algo delicado, por ser un tema familiar.

—Pregunta, yo jamás te haría esa pregunta, yo iría al grano - Dice riendose.

—Vale... ¿Que sucede entre Silvio y Estefan? - Pregunto aún dudosa, ella sólo alza las cejas —O sea ¿Qué problemas hay entre ellos?

—Es una larga historia - Responde algo incómoda.

—Si te incomoda no importa, olvídalo - Sugiero.

—No, para nada... Bueno en realidad un poco pero tranquila, te lo contaré - Dice tomando de su agua o más bien de la que tenía en el escritorio. —Bueno... Son varias las razones, una de ellas es por Alicia, ella fue novia de Stefan - Yo escucho atenta, sin interrumpir —Bueno en realidad fue cuando Estefan tenía como diecisiete o dieciocho, no me acuerdo muy bien. Silvio prácticamente se metió en la relación y el resto ya lo sabes, se casaron en fin.

—Pero Silvio es el que siempre está con desaires ante Stefano, cuando Estefan es el que debía estar ofendido...

—No sólo ese es el motivo de sus diferencias, aunque te puedo decir que Stefan no es que le haya dolido mucho lo de Alicia, es más que ego de hombre. Igualmente eran amores de adolescentes, apenas estaban en la universidad - Aclara metiéndose otro bocado de comida.

—Entonces no entiendo.

—La discordia mayor fue cuando Estefan inició una relación conmigo - Dice haciéndome toser de la sorpresa, por su declaración.

Atada en mi libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora