Capitulo 33

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—Espera ¿Que haces? - Irrumpe Vicky en la habitación que comparto con los trillizos. Me imagino que Angélica le habrá comunicado mi orden de buscar a los trillizos para regresarme a Barranquilla.

—Marthia es una Valverde, nada más y nada menos que hermana de Silvio - Respondo sin inmutarme a ver a mi amiga. Sólo me limito a seguir empacando.

—¿Y según tú, cuál es el plan? Irnos y dejar el evento tirado, dejaría mal parqueada a la empresa.

—¿Irnos? No, tú te quedas y sigues al frente de la boda. Yo me voy con mis hijos - Vicky me Toma por los hombros y me hace enfrentarla.

—¿Eres estúpida? Será algo obvio que le huyes a algo. Marthia cuenta con los trillizos, vete tú sola, yo me quedo con los niños.

—¡¡No jamás lo haría!! Yo no voy a dejar a mis hijos aquí y si él...

—¿Si él qué? No me digas que los reconocerá enseguida ¿Qué "la sangre llama"? No seas pendeja. Además ¿Qué excusa le darás a Marthia? - Hago ademanes para hablar, pero no me salen palabras - No pensarás decirle que se enfermaron los tres el mismo día.

—No he dicho eso, ni siquiera lo he pensado. Para ya los insultos, no soy ni estúpida, ni pendeja - Digo tirándome a la cama ofuscada o más bien impotente. —¿Te puedes imaginar si Marthia no se lo hubiese ocurrido darme una tarjeta invitación? Me hubiese encontrado, lo que es peor, haberse enterado de mis hijos.

—¿Cuál invitación?

—La de su boda, por eso sé que es una Valverde, más bien, eso fue lo que me lo confirmo.

—¿Ya lo venías sospechando? ¿Cómo así? No me lo habías dicho.

—En realidad fue en el ensayo de hoy, mencionó a Miranda, la otra hermana de Silvio. Fue allí que me acordé que él y Miranda tienen una hermana llamada Marthia. No creo en las casualidades.

—Luego te lo confirmo la invitación - Deduce mi amiga lo que ya sabemos.

—¿Qué cosa? - Entra Marthia a la habitación. No tuvo necesidad de llamar a la puerta, ya que ésta estaba abierta.

Me levanto como un resorte de la cama y si a Vicky se le quieren salir los ojos de su órbita, no quiero saber cómo los tengo yo. Mi amiga es más rápida en recomponerse de la engorrosa situación y habla:

—Hablábamos de que un exnovio de Lia se va a casar y lo supimos porque tuvo el descaro de enviarnos una invitación.

—¿Es enserio? Los hombres si son cínicos. ¿Es el papá de los niños?

—No, claro que no. Fue mi primer novio y duramos mucho tiempo. Las cosas terminaron mal y ahora decide invitarme a su boda - Sigo la mentira de mi amiga.

—Pensé que era el papá de los chicos...

—No, para nada. ¿Venías por algo? - Pregunta Vicky, cambiando el tema.

—En realidad venía a preguntar... ¿Y esa maleta? - Cuestiona, fijándose en la maleta abierta, que está en la cama.

—Me surgió un inconveniente en Barranquilla y debo regresar.

—¿Cómo así? ¿Y los trillizos? - Pregunta alternando su mirada entre las dos personas que nos encontramos en la habitación.

—Ellos se quedarán conmigo, igualmente yo estaré al frente de lo que resta de la boda - Responde Vicky, saltándose mi opinión.

—¿Es muy urgente que tengas que irte así? - Cuestiona con un deje de desilusión.

—Si, junto a tu boda tenemos la organización de otro evento y surgió un percance. Lo siento ¿A que venías?

Atada en mi libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora