Capitulo 36

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—¿A que tengo que esperar? ¿No lo entiendes? ¡¡Silvio ya sabe sobre los niños y lo más probable es que haya deducido que son de él!! - Le grito a Vicky exasperada.

—¿Que ganas con buscarlo? Sería como hacerle saber que le temes, deja que él venga a ti. Solo prepárate para cuando eso llegue. - Responde bajando la vista, ella sabe que me encuentro en serios problemas.

Casi no he dormido desde que salí del edificio de Estephan. Aunque el agotamiento es más mental que físico, mi cuerpo está entumesido en la silla de mi oficina.
Vicky insiste en que no debo ir a enfrentarme con él, que debo dejar que el venga a mí, para así yo tener ventaja, su teoría no la entiendo, pienso que es más bien que ella quiere estar cerca cuando nuestro encuentro vuelva a suceder.

Ayer fui en busca de Estephan para contarle lo que había dicho y así poder obtener ayuda o complicidad en él, pero por lo que vi, llegué tarde.
Ahora solo me resta esperar lo que durante todo este tiempo temí, encontrarme a Silvio y que me hiciera trizas, exigiendo lo que por ley le corresponde.

—Lia, no estas sola, yo estoy contigo, Max también te apoyará...

—Suena tan fácil, Silvio querrá reclamar su paternidad, podría demandarme - Habló entre sollozos, volviendo a entrar en pánico.

—Cálmate, no ganas nada alterandote. Ya son las dos de la tarde y Silvio no ha venido a tu búsqueda, quizá no sepa nada, quizá...

—Él lo sabe, ¿Entonces por qué se fue a los golpes con Estephan? El no mueve un dedo sin antes haberlo calculado. Lo más seguro es que esta esperando que yo vaya a él...

—Exacto, eso es lo que espera y tu no le darás el gusto, así él sabrá que estas segura y confiada en tus momentos.

—Suena tan fácil - Digo en una queja lastimera —Silvio sabe que tiene las de ganar.

—Tu lo puedes voltear todo a tu favor, me dijiste que cuando habló contigo te dijo que aún te ama.

—¿Y eso qué? - Preguntó sin entender su punto de vista.

—¿Eres bruta o te las tiras? Todos los hombres cuando están enamorados son unos pendejos, tienes las de ganar, lo puedes timar a tus antojos.

—El no es un hombre fácil de engañar... y si fuese así ¿Que sugieres hacer? - Preguntó, dándole importancia a su teoría, que en el fondo se que es un fracaso, Silvio no es fácil de timar como dice ella.

—Lo veremos en el camino - Responde metafóricamente.

—Señora Lia, hay un señor preguntando por usted, no tiene cita agendada - Al escuchar a Juliana al teléfono en altavoz, se que mi tiempo se acabó para idealizar un plan.

—¿Te dijo su nombre? - Cuestiona Vicky a nuestra recepcionista al ver que yo no salgo del transe.

—Silvio Valverde, dice que usted no se negará en atenderlo, es por eso que vengo - Trata de escusarse al sentir que no soy yo la que le contesta. No es que nos neguemos a atender a los clientes, si no lo hace Vicky lo hago yo.

—Ya esta aquí - Susurro solo para que mi amiga me escuche.

—¿Lo vas a atender?

—No se si pueda - respondo a mi acompañante, notando ya mi pulso acelerado.

—Podemos decirle que no estas aquí...

—No, al mal tiempo darle prisa. Dejame a solas con él.

—¿Estas segura? Yo puedo...

—No, yo estaré bien. No es como si viniera a matarme - Le sonrio, tratando de aligerar la tensión.

Atada en mi libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora