—Querida... - La mujer se pasea por el salón — Qué grato es verte ¿Si te han tratado bien?
—¿Que te hice para que me tengas aquí? - Cuestiono mientras observo como en una silla, que está el fondo, pone un morral y lo abre con tal parsimonia.
—Ya te lo dije, meterte con el hombre equivocado - Responde, mientras sigue buscando en el morral, sin inmutarse a dirigir su mirada hacia mí. —Te dí una oportunidad - Vuelve a hablar, ahora sí mirándome.
—Y la tomé, yo me iba. El me encontró en el aeropuerto...
—Y según tú soy estúpida. Claro que te fuiste al aeropuerto. ¿Por que no te fuiste a un hotel y dejaste pasar un tiempo?. Si lo que en realidad querías era largarte ¿Por qué no lo hiciste por tierra, por que no cogiste un autobús? - Habla mientras camina a mi alrededor —Te lo diré: porque querías que Silvio te encontrar. En realidad no creo que seas tan estúpida, para no saber que con el dinero todo se puede. Nada más era dar tu nombre para que Silvio te encontrará en el aeropuerto, tiene muchos contactos y no me vas a decir que no lo sabías.
—Lo juro que no era mi intención...
—¡¡Cállate!! - Grita, mientras me pega en la mejilla con su mano abierta, haciéndome arder el rostro —Me hartaste y te lo advertir, que te fueras o yo te haría desaparecer y para nada sería agradable.
—Déjame ir y no volverás a saber de mí - Ruego viendo el odio en su rostro.
—Yo no doy segundas oportunidades. No soy estúpida, tú nunca querrá soltar la mina de oro, todas son iguales.
—No me interesa el dinero, como tampoco me interesa Silvio. Déjame ir.
—¿Sí? Me quedó claro que no te gusta el dinero cuando me exigiste los dos millones de dólares para irte, pero lo de ambiciosa lo tienes de estúpida. - Dice Fabiola mientras me toma por el cabello, obligándome a echar la cabeza para atrás —Fue fácil atraparte, sabía que algún día darías la oportunidad perfecta o ¿Qué crees que esto es planeado de un día para otro? - Se burla —No querida, desde el mismo día que te conocí lo he planeado y para que veas que no soy tan mala te quice dar una oportunidad, poro no la aprovechaste - Encoge sus hombros como quitándole importancia.
Me jala aún más el cabello haciéndome doler el cuero cabelludo. Al estar sentada me impulso y la pateó haciéndola caer al suelo.
—¡¡Maldita no te he hecho nada!! - Grito sin ninguna esperanza en que Fabiola entre en razón.
Ella suelta una carcajada y se levanta del piso, saca de su sudadera un celular, teclea y luego se lo lleva la oreja.
— Vengan, necesito ayuda - Da la orden y sin más cuelga sin esperar respuesta del otro lado de la línea. Vuelve a depositar el celular donde lo tenía.
—¿En qué le ayudamos? - Entrar H a la habitación seguido de J.
—Atala, se está poniendo agresiva - Cuando ambos hombres se acercan, Fabiola los frena —También quiero que la desnuden.
—¿Que? No no no... ¡¿Que me van a hacer?! - Grito desesperada, tratando de zafarme del agarre de los dos hombres para evitar que me desnuden.
—Amarrenla de la manera como habíamos quedado, yo me encargo de desnudarla - Ordena Fabiola, sacando de su bolso unas tijeras.
—No, no, no, por favor ayuda!! - Vuelvo a gritar, sintiendo como se desgarra mis cuerdas bucales.
—Cállate, aquí nadie te oira - Dice J, atando una de mis manos a una cadena que cuelga del techo.
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Atada en mi libertad
RomanceNo siempre una historia termina en un final feliz y puede que mi historia sea una de ellas. Esta es mi vida un nuevo comienzo, donde estaré atada a una libertad inexistente. Contenido adulto 🔞. Contiene escenas de sexo explícito, maltrato físico...