III

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Luego de unos minutos, Klaus y yo estábamos de nuevo en la sala con la urna del Hargreeves muerto. Mi hermano adoptivo había colocado una foto de nuestro padre encima de la barra justo al lado de sus cenizas. Klaus estaba intentando hablar con él, pero aún estaba muy drogado.

— Escucha, viejo. Si a mí me asesinaran y uno de mis hijos...hijos adoptivos,-dijo esto último mirándome- tuviera la capacidad de comunicarse con los muertos, podría pensar en...-se apoyó en la barra y miró la urna mientras soltaba una risa cínica- No sé, no sé...¡Manifestarme! Hacer todo eso del sermón del fantasma molesto- puso su brazos en su cadera mientras yo reía por sus gestos- Decirles a todos quien lo hizo y encontrar la paz eterna ¡Paz entrena! Seguro está sobrevalorada.

— Tienes que concentrarte, Klaus.- estuvimos en silencio unos minutos mientras Número Cuatro se movía continuamente pensando en como contactar a papá.

— Vamos, Reggie. En cualquier momento- colocó sus dedos en su ombligo haciendo que este "hablara"- ¿Por favor?- y así pasaban los minutos en los que nos quedábamos sin ideas.-¡Necesito estar sobrio!-dijo Klaus golpeándose el rostro.

— ¿Quieres que te golpeé?

— No en esta situación.- se restregó los ojos y volvió a hablarle a la urna- Con la mente clara. ¡Vamos! ¡Vamos, ahora!- me sobresalte al escucharlo gritar y luego me reí por su frustración.- ¡Siempre fuiste un maldito testarudo!

— ¡Hey!- lo miré con el ceño fruncido.

— No sé tú, pero yo necesito un trago.

— Que sean dos.- dejé de mirarlo hasta que escuché un fuerte ruido. Había volcado las cenizas de papá. Ambos nos miramos con los ojos abiertos.- ¡Recoge eso ahora!- hizo lo que le dije para luego servir los tragos.

— ¿Qué quieres, cariño?

— Whisky.

Después de tener nuestras bebidas, nos encaminamos a la cocina. Hacía mucho tiempo que no estaba allí, recuerdo cocinar galletas con mamá para nuestro cumpleaños número 10. Klaus dejo las cenizas encima de la mesa y yo me senté en una de las sillas. Cuando despegue el vaso de mis labios, vi que mi hermano había sacado un paquete con pastillas.

— ¿Tres? Está bien.- dijo para sí mismo antes de meterlas a su boca.

— No está nada bien- lo miré enfadada- Tienes que dejar las drogas, Klaus- él solo bajo la mirada e ignoró mi comentario.- Si dejas las drogas tendré sexo contigo.

— ¿Lo dices enserio?- dijo con una sonrisa. No pude contestar porque me interrumpió una música que provenía de arriba. Era nuestra canción favorita. Miré a mi hermano y comenzamos a movernos al ritmo de la música. Klaus tomó las cenizas de nuestro padre y comenzó a bailar con ellas, mientras yo saltaba por la cocina. Me acerqué a él y comenzamos a bailar juntos. Hasta que escuchamos un fuerte trueno que nos asustó. Esquivé varios cuchillos que iban hacia la pared.- ¿Papi?

Salí hacía el exterior, de dónde provenía una luz azul, sin esperar a mi hermano. Al salir ví a los demás allí.

— ¿Qué es eso?- gritó Allison- ¡No se acerquen mucho!

— ¡No me digas!- gritó Diego

— Parece una anomalía temporal- exclamé ignorando el comentario de mi hermano.

— Es eso o un agujero negro miniatura. Uno de los dos.- agregó Luther.

— Que diferencia, Paul Bunyan.

— ¡Apártense!- gritó Número Cuatro mientras corría hacia la misteriosa luz azul con un extintor y lanzó este a la luz.

— ¿Qué hará eso?- preguntó Número Tres.

Some things Never Change [TUA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora