VII

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Cuando Pogo se retiró de la sala me acerqué a Klaus. Miré hacía arriba ya que este me lleva varios centímetros de altura y no dije ni una sola palabra. En mi mente había planeado cada insulto, pero estos se borraron cuando ví sus ojos.

14 años atrás

Hoy era nuestro cumpleaños número 16, papá salió en la mañana así que podíamos hacer lo que queramos. Me bañé y me puse un vestido negro con flores, bajé las escaleras con dirección la sala encontrándome con mis hermanos serios en los sofás.

— ¡Feliz cumpleaños!— exclamé emocionada. Ninguno se emocionó tanto como yo lo estaba— ¿En serio se quedarán ahí?

— Papá se fué no podremos salir a ningún lugar.— contestó Diego.

— ¿Y?— fruncí el ceño ante la respuesta de Número Dos.

— No podremos hacer nada.— contestó Luther.

— Se dan cuenta que estamos solos en esta mansión y podemos poner música, ¿cierto?

— Ken tiene razón.— respondió Klaus parándose.— Festejemos como se debe.— Allison colocó una canción en el tocadiscos y comenzamos a bailar. Klaus y Diego trajeron un par de bebidas desde la barra— ¿Quieres?— me preguntó, le sonreí y tomé de la botella, mi garganta ardió unos segundos pero eso no me detuvo. Unas horas después varios de nosotros estábamos ebrios y algunos se habían dormido.

— Fue el mejor cumpleaños que he tenido.— apoyé mi cabeza en el hombro de Número Cuatro. Klaus se movió e hizo que me girara a mirarlo. Siempre me habían gustado sus ojos, pero por alguna razón hace un par de años el mirarlo me hacía sentir rara. Nos miramos por unos segundos, de repente Klaus comenzó a acercarse a mi.

— Me gustas, Ken.— sentía su respiración en mis labios provocándome cosquillas.

— También me gustas, Klaus.— él eliminó el espacio que había entre nosotros logrando así que nuestros labios se tocaran por primera vez. Era una sensación única y estaba segura de que no sería la última vez que la sentiría.

De vuelta a la realidad, Klaus me miraba fijamente y no creía poder soportar más su mirada.

— Eres un idiota.— fue lo único que salió de mi boca. Aún así no podía despegar mis ojos verdes de los suyos.

— Un idiota que solía gustarte, cariño.— comentó quitando su cigarrillo de sus labios.

— Tu lo dijiste...— tomé el cigarrillo de sus dedos, inhale de él y solté el humo en su rostro— solías gustarme.— dispuesta a marcharme con toda mi dignidad, me dí la vuelta para ir a mi habitación, hasta que lo escuché decir algo que me hizo detenerme al instante.

— Ben está aquí.

— ¿Qué has dicho?— pregunté volviendo a fijar mi mirada en Klaus. No había manera de que él lo supiera.

— He dicho que Ben está aquí. Es al único muerto que logro ver— respiré al entender de quién hablaba—.

— Klaus...— lo señalé con mi dedo— juro que si estás mintiendo haré que entres a rehabilitación y no salgas nunca más de ahí.— la muerte de Ben aún era un tema sensible para mí.

— No mentiría con algo así.— las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos— Dice que te extraña.— eso logró hacerme llorar aún más.

— Yo también te extraño, Ben. Te necesito.— dije mirando al suelo.

— Dice que eres fuerte y que está orgulloso de ti.

— Gracias. A los dos.— luego de esto me fuí a mi habitación como planeaba en un principio. Cuando estaba en la puerta de mi habitación vi a Cinco dentro.— Estaba muy preocupada por ti.— me acerqué a él y lo abracé.

Some things Never Change [TUA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora