Prólogo - parte 2

617 67 3
                                    

*Bucky*

Ese día me desperté algo alterado. Algo iba a pasar. No sabía si bueno o malo, pero el presentimiento me lo dice.

Intenté mover mi brazo izquierdo, pero recordé que Shuri me lo había quitado para hacer algunas mejoras. Yo me ofrecí a ayudar, pero se negó rotundamente. Se supone que es sorpresa.

Con la tontería llevaba casi dos semanas sin el brazo y quieras o no, es mucho más difícil maniobrar solo con uno. El simple hecho de darle de comer a las cabras o jugar con ellas, se me hacía un poco pesado y sobretodo cansado.

Aún así podía hacer mi mayor esfuerzo por ellas. Al igual que hice un esfuerzo en negarle a T'challa el mudarme al castillo. Aunque pasará mucho más tiempo ahí de lo normal.

Salí del pequeño cobertizo con un bardo pequeño de heno para lanzarlo al comedero de los animales. Ahí fue cuando noté una presencia mirándome, mejor dicho varias presencias.
En un principio pensé que eran las cabras, pero con el tiempo noté que era cada vez más fuerte.

Entonces fue cuando tuve la grandiosa idea de girarme y pude ver a T'challa apoyado en la valla de madera. Con su cabeza descansando en su mano derecha. Y con sus piernas cruzadas.

- Dime Bucky, ¿te has acostumbrado a la vida con un brazo?- preguntó él cuando me vio acercarme.

- Mejor que con dos no es.

Noté como una sonrisa se formaba en mi rostro cuando lo vi reírse. Por fin me acerqué a la valla y pude ver por encima de su hombro a dos Dora Milaje detrás suya, una de ellas Okoye.
Yo la saludé con mi única mano y una tímida sonrisa. Lo que no esperaba es que ella me devolviera el saludo.

- Entonces, ¿te gustaría recuperar tu adorado brazo?

- Sí por favor.

T'challa giró hacia la otra Dora Milaje, la cual llevaba un maletín negro de cuero. Le hizo una señal con la cabeza y ella se acercó. Dejo apoyado el maletín en la valla y el moreno lo abrió. La caja se abrió despacio dejando ver un precioso brazo metálico. Pude notar que la estrella roja que antes lo adornaba había desaparecido y en cambio había algunos detalles dorados que iban a través de todo el brazo.

No pude evitar estirar mi brazo derecho hasta tocarlo con la yema de mis dedos. Noté la frialdad del metal en mi palma, pero no me molestaba ya estaba acostumbrado al frío.

Aunque el brazo me encantará no podía evitar pensar en cómo maté a tanta gente con ese brazo. Hasta pude notar como mi sonrisa se desvaneció al recordar todos los asesinatos que cometí.

- ¿Ocurre algo?- preguntó T'challa.

Salí del trance donde me encontraba y miré al moreno a los ojos.
¿Sería capaz de mentirle y que me creyera?

- No, no te preocupes.

- Bueno, ¿nos acompañas y te lo ponemos?

Yo simplemente asentí.

Antes de irnos, conduje a las cabritas al pequeño establo para que nadie pudiese hacerles nada o simplemente para que no escaparán.

Volví a acercarme a T'challa y él sonrió. Yo se la devolví. Y comenzamos a caminar hacia el hogar del moreno.

El camino fue silencioso en el principio, hasta que T'challa comenzó a hablar con las Dora Milaje. Conversación de la que no me enteré porque hablaban en wakandiano. Me sentí un poco tonto al principio, porque me dio la impresión que realmente querían excluirme. ¿Estarán hablando de mí? No creo, tampoco es que sea tan importante para que hablen de mí.

En un momento dado las Dora Milaje y T'challa se paran. Yo no me di cuenta así cuenta en un principio por ello seguí caminando hasta que deje de oír las pisadas de mis compañeros. Me di la vuelta para ver dónde estaban. Entonces vi como los tres cruzaban sus brazos en una cruz en forma de saludo y ellas se dan la vuelta para irse del lugar.

Tengo un contacto visual con T'challa muy breve, ya que comienza a andar de nuevo. Yo lo espero hasta que me alcanza y se pone a mi altura.

- ¿Por qué se han ido?- pregunté cuando comenzamos a andar de nuevo.

- Necesitaba un tiempo a solas contigo, realmente tengo que decirte una cosa muy importante.

- ¿Que cosa es?

- Vale.- él me tomó del brazo y paró en el sitio.

Estábamos en una pequeña colina con mucha hierba verde y algunas dientes de león amarillos floreciendo por el extenso pasto. Estábamos a menos de diez minutos del palacio en donde vive T'challa con su familia.

- La verdad es que quiero que te lo tomes con calma, por favor.

- Como sigas así poco tranquilo voy a estar.- me di el lujo de bromear para destensarme.

Es imposible que esté tranquilo cuando me dice que es muy importante lo que me quiere decir.
Nos encontrábamos uno enfrente del otro.
Su rostro expresaba seriedad, demasiada, incluso un poco de frustración.

Ahora si que es imposible que me quedé tranquilo.

- Es sobre Steve.

- ¿Qué le ocurre? ¿Le pasó algo malo?- pregunté inmediatamente poniéndome alerta.

Por un momento me tense aún más. Mis hombros se encogieron inconscientemente y mi rostro paso de estar tenso a preocupado.
Con el ceño levemente fruncido y y con mi boca entreabierta.
Sin contar que mi corazón se aceleró de repente y mis piernas a temblar suavemente.

- No no, no te preocupes no le pasó nada.

Un peso cayó de encima mía.
Por un momento pensé que lo secuestraron y que lo están torturando. O que lo atropelló un coche, o peor, un tren. O que se murió y que no lo volvería a ver en mi vida.

En un acto involuntario suspiré aliviado con una mano en el pecho y una sonrisa en la boca.

Escuché como el moreno comenzaba a reírse de mi reacción. Yo fruncí el ceño.

- No te rías, realmente me asusté.- dije con un puchero en la cara.

- Bucky eres increíble.

- Lo sé. ¿Que es eso tan importante que me debes decir?

T'challa tomó aire para expulsarlo de golpe.

- Steve va a volver.

Por un momento me quedé callado, sin moverme, sin parpadear y sin respirar.
¿Steve volvería?
¿Conmigo?

Sonreí de lado y miré a T'challa.

- ¿Que Steve va que...?

Cuando las cartas importaban/Stucky || #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora