Capítulo 13. El pasado y el presente

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                                                                                  2022

El anciano sonrió mientras se tomaba el café, el chico hermano de su vecina se había ido ya. Le había recordado antes de irse lo que era sentirse enamorado. Él lo sabía muy bien.

Se levantó de su asiento y hurgó en el cofre de sus recuerdos, todo estaba intacto, ajado por el tiempo, pero más vivo que nunca en la memoria. Se había esforzado tanto en mantener las cosas como cuando él estaba.

Estacionado en la calma de una vida pacífica y sin sobresaltos, veía transcurrir los días con nostalgia agradecida. Reconocía lo afortunado que era por haber encontrado el amor en un mundo tan duro y lo doblemente afortunado por encontrarlo a él, el amor de su vida.

Hacía diez años que había muerto, hace cinco que ya no hablaba de él a sus amigos. Se dedicaba a visitarlos por las tardes, hablaban de chismes de las actrices de antes, de los vestidos que estas usaban, de los lugares de moda de otras épocas, recuerdos que eran entrañables, del tiempo en el que todo estaba más cubierto y en el que ser gay era mucho más difícil.

Veía a los muchachos y las muchachas de ahora paseándose de la mano o besándose sin temor en las plazas y los jardines y pensaba que le hubiera gustado hacer eso con su pareja. Aunque no fue posible, sí conoció la felicidad.

La fotografía del hombre que adoró estaba en blanco y negro, el anciano la miraba y recreaba la escena en su mente, llevaba el torso desnudo y pantalones de mezclilla, la barba de días, fumaba un cigarro y sostenía una guitarra. Tenía muy presente que cantaba "Every breath you take" de The Police, sin darse cuenta comenzó a tararearla. Momentos antes de que tomaran la fotografía, el anciano que era joven en ese entonces, acababa de bailar "Girls just want to have fun" de Cindy Lauper en la sala, frente a sus amigos reunidos. Recordó cómo lo miraba divertido. Lo tenía tan presente porque estos diez años se ocupó de repasar pieza por pieza, de preguntar a los demás amigos y conocidos sus impresiones sobre esos momentos, para no olvidar nunca al ser amado.

Suponía que las dificultades de los chicos de ahora eran menores o, cuando menos, diferentes. Eso lo alentaba, pensaba de algún modo que sus protestas en las calles con el fin de visibilizar a la comunidad habían rendido frutos para los que llegaron después. Su historia fue diferente.

Conoció a su pareja en un viaje. El anciano, que era joven en ese tiempo, gustaba de viajar en solitario. En un mirador de un pueblo colonial de tantos que hay en México, le pidió a otro turista que le tomara una foto, puso su mejor pose y notó como el turista apartaba los ojos del visor de la cámara para verlo un par de veces con cara de bobo, se había impresionado. El joven lo notó, después cruzaron algunas palabras y le escribió su número telefónico al reverso del boleto de entrada.

Segundos después aparecieron su esposa y sus dos hijos. El joven pensó que tal vez se había equivocado, sin embargo, ya era tarde para pedirle el boleto que el turista tomó casi sin darse cuenta en el momento en que llegó su mujer.

Dos semanas después recibió una llamada y comenzaron una relación por teléfono, tres años de dudas más tarde el hombre se divorció de su esposa y se fue a vivir con él. Fueron muy felices, aunque el hombre, de cuando en cuando, lloraba por las noches extrañando a sus hijos que ya no pudo ver.

Emiliaco Años despuésWhere stories live. Discover now