Capítulo 25. El águila y el jaguar

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-¿Qué miras? -le preguntó E a J quien contemplaba la pared-.

-Las máscaras, no sé si quedan aquí.

-Claro que quedan, ayúdame a mover estas cajas.

-Es que no sé si poner primero la máscara del águila o la del jaguar.

-Da igual amor, nos falta un mundo, ponte en obra, después vemos.

J tomó una de las cajas pesadas y un estruendo de platos rotos sacudió la estancia. E lo miró desde la escalera y entrecerró los ojos.

-¡Los platos! -gritó J-.

-Ya nos quedamos sin vajilla.

-¿Tú crees que sea un mal augurio?

-¿De cuándo acá tan supersticioso?

-No, sólo digo.

-En mi opinión, esto puede ser el comienzo de algo bueno.

Después de un rato, ambos se sentaron en el sillón de su casa y suspiraron de cansancio. Voltearon a mirar la pared floreada que tenían en frente.

-¿Cómo ves si la pintamos de verde?

-¿De verde? No inventes.

R abrió la puerta que dejaron entreabierta.

-Hooola vecina -dijo E-.

-¿Cómo estás vecina? -secundó J-.

-No que ibas a salirte de la casa de mamá casado señor tradicionalista.

-Con calma, me quedan muchos años para convencerlo -dijo E y abrazó y besó a J en el cachete-.

-¿Me pueden hacer el favor de recoger todo el tiradero que tienen en el pasillo? No puedo ni entrar a mi casa.

E la ignoró y volvió a besar a J. R tomó unos cojines del sillón contiguo y se los lanzó a los dos, salió de la casa y azotó la puerta. Ambos siguieron besándose.

                                                                             Un año después

                                                                                       2023

-¿Qué haces? -Dijo J divertido por las caras de E quien sostenía el auricular del teléfono-.

-No

-¿No?

-No entiendo nada ¿Qué no se supone que en Los Ángeles hablan español?

-Se supone, a ver déjame intentar. Van tres veces que cuelgas, si seguimos así no vamos a conseguir departamento.

E estaba sentado en el borde de la cama, le dio el auricular a J quien se había sentado a su lado.

-Yes, Can you speak spanish please? Thank you.

E comenzó a besarlo por el cuello, J le respondió en voz baja:

-Espérame que no me dejas escuchar.

E paró un momento y luego continuó dándole mordiscos en la oreja.

-No me dejas oír, espérame.

E puso el dedo en el botón de colgar del teléfono fijo.

-¿Te quieres quedar sin casa?

E le besaba la boca a pesar de sus reclamos.

-No me importa... quedarme... debajo... de... un... puente.

-Eso... dices... ahora...

-Ahora... no... puedo... pensar... en... otra... cosa...

E subió encima de J y ambos terminaron recostándose sobre la cama. J lo jaló con un movimiento rápido y se sentó encima sujetándole las manos contra la colcha.

-Es en serio

-Me encanta cuando te pones serio.

-Necesitamos conseguir alojamiento.

-Ok -dijo E sin poder levantarse-, pero mañana ¿Sí?

-No puedo contigo.

-No puedas, bésame.

J lo besó.

Emiliaco Años despuésWhere stories live. Discover now