Emiliaco Años después

Capítulo 4. Una propuesta sorpresiva

Primavera 2021

La madre de B era la única que sabía de su relación con J. Desde hace tiempo conocía la homosexualidad de su hijo. Aunque al principio tenía dudas, terminó por aceptar la situación. B le contaba a veces de los chicos con los que salía, pero nunca le presentó a ninguno a excepción de J. B los llevó a comer juntos y a su madre le pareció un chico muy educado y amable.

-J se quedará un mes en México y luego se irá a Argentina, quise que lo conocieras antes.

A J le pareció muy agradable la madre de B. Era una mujer elegante y refinada. Después de la comida la llevaron a casa de los padres de B en la Ciudad de México. Ambos estaban de visita por unos días. J notó la impaciencia de B por irse rápido de allí y le preguntó la razón.

B le contó que su padre desconocía su situación, que era un hombre de negocios muy conservador y que no quería que J pasara un mal rato en su presencia.

-Pero supongo que tendrás que decirle algún día.

-Sí pero no ahora, es una persona muy difícil, hay que tomar esto con mucha cautela.

Mientras B iba conduciendo le tomó la mano con naturalidad, lo hacía a menudo. A J le gustaban estas muestras de afecto. No escondía nada frente a nadie. Al contrario, le gustaba hacerlo, que supieran que J y él estaban juntos. A excepción de su padre, ellos no se escondían de nadie. Esta era una forma diferente de estar con alguien. J notaba como pensaba cada vez menos en E.

B condujo hasta una zona residencial y se estacionó frente a un edificio gris.

-Hay algo que quiero decirte. Pedí mi cambio de ciudad en la universidad. Voy a vivir aquí el próximo semestre y ya conseguí un departamento, me gustaría que lo vieras.

El edificio era moderno y elegante. Ambos se bajaron del coche y entraron tomados de la mano. J vio un departamento amplio e iluminado con muebles muy bonitos.

-Está genial

B le dio un tour por las estancias y dejó la habitación para el final:

-Y esta es nuestra recámara -dijo al encender la luz-.

-¿Nuestra? -J estaba muy sorprendido-. ¿No te parece que vas muy rápido? Hemos salido durante unos meses. Deberíamos hablar de esto primero. Es muy pronto para quedarme a dormir contigo.

-No cariño, no quiero que te quedes a dormir conmigo. Quiero que vengas a vivir conmigo, que ésta sea tu casa durante las vacaciones hasta que termine tu contrato y después de que vuelvas a México.

-¿Qué? -J abrió los ojos sin saber qué más decir-.

B se acercó y le acarició el rostro.

-La vida es hoy amor. Quiero saber cómo es estar a tu lado. Despertar y verte junto a mí. Hacerte el desayuno en las mañanas. Bañarme contigo. Todas esas cosas. Porque yo sé que eres tú, desde que te vi en el aeropuerto. Eres tan guapo, tan dulce. A veces se me hace increíble que seas mi novio. Se me hace tan poco el tiempo que podemos vernos. Ya no me acuerdo qué hacía antes de ti.

Se besaron recargados en la puerta, el beso era lento y tierno. J olvidó de pronto cómo era amar con prisas, a escondidas, con temor de ser descubiertos. Aunque a veces eso era excitante. A final de cuentas terminó por pesar en su relación con E. Ahora estaba tranquilo. Se entregó a la suavidad de un amor sin sobresaltos y se sintió feliz.