capítulo 9

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Después de lo que había pasado hace unos momentos decidí, tomar la ducha sola, sé muy bien que me  arrepentiría de lo que paso con Arlo.

— Rosie ¿A qué estás jugando? sabes muy bien que algunos de los va a perder — habla Arlo, que por lo visto él también había tomado una ducha, el estaba sentado en el pequeño sillón que estaba cerca de la puerta, y el tocador.

— ¡Tú no sabes nada! Lo que pasó en la bañera solo fue un simple impulsó en el ambos no dejamos llevar. — digo apartando la mirada y dirigiéndome al tocador

— Pero Ros... — nada Arlo no hay nada más que decir, así que por favor vete, no te quiero ver aquí, ya obtuve lo que quería. — digo sin una pizca  de emoción en mi tono.

— Ros, no puedes hacer esto. — Claro que si puedo, así que por favor vete, no me hagas volver a repetirlo. — digo alzando las manos en dirección a la puerta.

— ¡Está bien! Te dejaré sola, si eso es lo que quieres. —  con la cara llena de furia Arlo salió de la habitación azotando la puerta de mi habitación provocado un ruido espantoso.

La verdad no me sentía; ni mal, ni bien,  por lo que había pasado. total que los hombres solo juegan con uno, y yo no veía nada de malo, el porque no podía jugar igual que ellos, y lo que pasó en la bañera solo fue un simple momento, Bueno de esa manera lo vi yo. No quiero sentir esa misma sensación, Del “amor” era algo tonto y estúpido al mismo tiempo.

Me levante al día siguiente con un leve dolor de cabeza, me senté en el borde de la cama y recuerdos llegan a mi mente de todo lo qué pasó ayer.

Decido meterme a bañar, pero antes de eso me fijó en la hora y son las diez de la mañana, todavía era temprano, tome la ducha, me cepille los dientes, busque un atuendo para ponerme, elegí un pantalón de mezclilla y una blusa vino, busque unos botines.

Salí de mi habitación, tome rumbo a la cocina, camine hasta el refrigerador; saqué el bote de leche y fui a buscar cereal, preparé mi delicioso desayuno y justo cuando iba a dar la primer cucharada veo a una persona que está observándome.

Arlo tenía una sonrisa de oreja a oreja, al darme cuenta suelto un grito y dejo caer la cuchara. —Joder, casi me matas de un susto — digo poniendo una mano en mi pecho.

— ¿Has estado todo este tiempo mirándome?

— La verdad es que no. — dijo el divertido, por cierto, te ves adorable cuándo te concentras en hacer tú “desayuno”.

— ¡Eres un estúpido! — digo sacando el dedo de en medió. Me dispuse a terminar mi cereal, de parte de Arlo no volví a escuchar ni una sola palabra de él.

Deje el plato en el fregadero y tome camino a la puerta de salida.

— ¡Espera! — lo oí decir.

—¿Qué quieres? — puse los ojos en blanco.

Me da una sonrisa de boca cerrada, —Lo que paso a noche... Te pido que lo olvides y no le comentes a nadie, mucho menos a nuestros padres. — comenta Arlo.

— Arlo, lo que pasó a noche no fue nada, solo fue un simple error de ambos y no te preocupes que nadie se enterará. — Miro por encima de mi hombro.

— Si es lo mejor hay que tomarlo  como si nunca tuvimos algo que ver. — habla Arlo.

Decidí ignorar las palabras que dijo, salgo de la casa para tomar el bús que pasaba cerca de la casa de Kate, ella siempre estaban en la casa y ahora mas que nunca quería hablar con ella, siempre daba buenos consejos, como una madre a su hija.

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