capítulo 10

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Su rostro estaba a pocos centímetros del mío.

—No te equivoques. — susurró y no sé por qué me puse nerviosa al sentir su aliento  chocar contra mi rostro. — Sí yo quisiera, una y otra vez de volvería hacer mía como la última vez.

Escuchar esa palabras, completamente me erizó la piel.

— Eres un capullo.

sus ojos brillaron. — ¿Lo notas?— preguntó acercándose a mis labios y sintiendo un bulto bajo su entre pierna

—P.... Para Arlo. — Tartamudeé al sentir el roce de sus labios

— Ros, hija dónde est... — habla mi mamá en el marco de la puerta, nos mira con una cara de asombro.

— ¿Los dos están saliendo ?— una línea apareció entre sus cejas.

—¡NO! — Arlo y yo, contestamos al unísono.

sus ojos se estrecharon. — Creó que no vi nada. — aclara mi madre.

— solo le estaba sacando una basurita del ojo — contesta Arlo para baja la temperatura del incómodo momento.

Mi madre disimula una sonrisa. — Cariño...eh encontrado a Glenn, él te manda saludos y me comento que muy pronto vendrá a visitarnos.

Cuándo mi madre mencionó ese nombre sentí que me habían tirado un baldé de agua fría, odiaba tanto ese nombre a esa persona lo aborrecía, era imposible, él se había ido lejos y a decir verdad no sabía nada de él, mi semblante cambio al instante.

— ¿Te sucede algo?—me interroga Arlo en casi un susurro.

— Estoy bien. — meneo la cabeza. — Me tengo que ir, hoy me espera una carrera — digo tratando de sonar normal.

—Ros, te parece si te llevó, al fin los dos vamos al mismo lugar. — No dije nada y asentí.

Llegué al auto de Arlo y me subí, agradecí en que todo el caminó no dijera ninguna sola palabra.

— Arlo de ten el auto. —ordeno.

sus labios dibujaron una mueca
— ¿Qué pasa?

humedeci mis labios. — No, pasa nada, solo que no quiero que me vean llegar contigo y te pido que por ningún motivo te me acerques no quiero que mis amigos mal interpreten las cosas. — el asintió con la cabeza y no dijo nada.

Bajé del auto y él arrancó,  estacionándose a unos cuantos metros

Llegué al terreno baldío dónde se hace las carrera y estaba repletó de chicos que hacen apuesta y no solo eso sino que también se divierten. Saqué un manojo de billetes, y lo conté rápidamente, le entregué el dinero a James, él era el que se encargaba.

— ¿Lista?— pregunta David. — siempre cariño. — digo con una sonrisa coqueta.

la esquina de su boca se curvó hacia arriba. — oye, te enteraste que hoy no correrá el nuevo.

—No. ¿Quién es? — preguntó.

— Arlo Burns.

En ese momento me quede asombrada, pero... ¿Por qué? Y más bien a que vino, si no vino a competir.

— ¡oh, bueno! Sus razones tendrá — dije mientras caminaba hacía el auto. Me subí al auto, que el cuál era mi bebé. Espere la señal de la chica  con la bandera, pise el acelerador a fondo, sentía como mi cuerpo se inyectaba de adrenalina, en un momento a otro había logrado obtener el primer lugar.

Todos mis amigos y las personas que apostaron estaban súper emocionados, y es que era obvio que esta vez no los iba a defraudar.

— ¡Ros!— Arlo apareció, empujando a unas cuantas personas que impedía el caminó.

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