Scott y yo nos separamos. Puedo observar una figura de un hombre que conozco muy bien.
-Padre.-Dice Scott.
-Hola, hijo. Hace cuanto que no nos vemos. Te estás portando muy mal, ¿lo sabías?
Su expresión es de burla.
-Está bien porque es lo que quiero. Quiero a Dani. Y voy a estar con ella, cueste lo que cueste.-Scott endurece los puños.
-Así que quieres tomártelo por las malas. Que pena.
De repente, unos diez hombres salen de entre las sombras para colocarse por detrás de el padre de Scott.
-Que empiece la lucha.-Sentencia el hombre.
Pero escuchamos una voz más conocida detrás de nosotros.
Nos giramos y podemos observar a Nazan, que dio un grito para detener la pelea.
-Déjalos en paz. Se quieren, y deben estar juntos.
El padre de Scott parece pensárselo un segundo, pero luego niega con la cabeza.
-No.
-Pues lucharemos todos.-Ahora la que aparece es Bri. Su voz es algo temblorosa, pero su cara es de concentración.
-¡No!-Scott grita.-No os pienso dejar. Dani, vete con ellos.
-Nadie se va a ninguna parte.-El hombre aprieta los puños.-¿Contais con alguien más?
De entre las sombras, surgen cinco figuras. Una de ellas es Sam, y otra es...
-¿Carrick?-Preguntamos Scott y yo al tiempo.
-Así es, hermano. Vengo a ayudaros. No hay tiempo para explicaciones. Traje a algunos amigos.
-¿Alguien más?-El padre de Scott frunce el ceño, pero cuando nadie dice nada, asiente.
De repente, todos los ángeles se nos echan encima. Me quedo casi paralizada cuando veo que uno se tira encima de mi, haciendo que caiga al suelo. Consigo darle un puñetazo, pero parece que no sirve para nada. Hasta que Carrick lo aparta clavándole una daga en la espalda.
-Gracias.-Le digo.
Él asiente y se va a pelear con otro. Busco con la mirada a Bri, y dejo escapar un grito cuando la veo tirada en el suelo.
-¡Bri!-Me acerco a ella corriendo.
Tiene una enorme mancha roja en su pecho, manchando su delicada camisa blanca. Sus labios tiemblan.
Empiezo a llorar cuando coge mi mano.
-Tranquila.-Susurra con un hilo de voz.-Tranquila. Te quiero, Dani.
Y tras eso, su mirada se apaga. Lloro contra su pecho, manchándome así de sangre la frente, pero me da igual.
Me obligo a levantarme en cuanto los gritos disminuyen, y me doy la vuelta para encontrarme con Scott y su padre luchando. Se pegan fuertemente, y ambos sangran por la nariz, boca, espalda. Suelto un grito en cuanto veo que Scott le clava una daga en el estómago a su padre, que cae al suelo, muerto.
Scott se gira hacia mi, y mi alma cae a los pies en cuanto veo que Scott se derrumba en el suelo.
Mis ojos se llenan nuevamente de lágrimas, a cada paso rápido que doy hacia él. Cuando llego, me tiro a su lado y agarro mi cara con sus manos.
-Scott...-Lo llamo.
Él me mira y me sonríe. Está más pálido de lo normal, y sus ojos se debilitan.
-Mi... Dani.-Su sonrisa se ensancha cuando consigue pronunciar esas palabras.
-Scott.-Lloro.
-Estás bien, estás bien. No te preocupes por mí. Te quiero.-Su mano acaricia mi mejilla, pero en cuanto para de hacerlo, se que ya no está conmigo.
-¡Scott!-Lloro más fuerte.
-Fin del juego.-Me giro hacia esa voz. Consigo ver a uno de los ángeles malvados apuntarme con una pistola en la cabeza.
-Hazlo.-Digo con voz temblorosa.-Dispara de una vez.
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Los ángeles son una tentación.
Teen FictionEsta no es la típica historia de chico malo y chica buena. Más bien, yo no soy la mejor niña del mundo. Soy bastante charlatana, digo lo que pienso (sin cortarme un pelo) y soy muy divertida. Tampoco soy la típica chica que no quiere tener novio po...