«Prólogo»

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Miro fijamente mi imagen en el espejo, pasan algunos segundos antes de que pase lo inevitable. En tres, dos, uno...

—¡Ayuda! ¡Auxilio, por favor!—Grita un estudiante, corriendo por los pasillos. Otra vez pasó, otro suicidio en la biblioteca. Te estarás preguntando, ¿cómo demonios sé que de eso se trata el escándalo? Y, ¿porqué estoy siendo tan insensible a ello? Fácil, primeramente esta es la tercera vez en el año que pasa, segundo que nada; lo vi antes de que pasara. Antes de que me traten de cortar el cuello, aclaro que lo vi, no cuando pasaría, en qué momento exactamente.

Soy la oveja negra de esta escuela. Francamente, soy la oveja negra en cualquier lugar que me pare. Ya me acostumbre a este estilo de vida. Y realmente ya no me importa lo que piense la gente.¿Para qué preocuparme y para qué tratar de cambiar? Si al final siempre llegarán a la misma conclusión. Me cansé de tratar y ahora simplemente soy yó, callada, reservada y muy irritable Rubí. No me jodas y no te jodo.

—Rubí, tenemos que irnos. La rectora está pidiendo que por favor nos vayamos hasta que esta situación se aclare. Al parecer hay sospechas de que esta vez habrán causado que la chica se matára.—Dice mi única amiga como tal. Evelina, muy callada por su propio bien, sumamente inteligente y graciosa en su momento. También es un poco más sociable que yó. Bueno cualquiera es más sociable que yó.

-De acuerdo.- Le digo asintiendo con mi cabeza. Ella sale del baño y yo también hago lo mismo. -Esta vez me iré caminando, necesito ir a la biblioteca pública porque me llamaron a trabajar.- Ella solamente asiente con la cabeza y ahí cogemos nuestros respectivos caminos. Nuestra amistad se basa en trabajos escolares, música, libros, comida y muchas estupideces que se nos ocurren de la nada.

Me gusta nuestra amistad porque no somos empalagosas. Nos damos nuestro espacio, pero siempre estamos ahí la una para la otra. Ella la considero una verdadera amiga. No mejor amiga ya que ella tiene su mejor amiga, pero si verdadera. Es sincera y directa con lo que piensa. Volviendo al tema principal, me pregunto, ¿cómo nadie se dio cuenta sobre lo que a la chica le estaba ocurriendo? Yo por más que quería hacer algo no podía. Ya que siempre que trataba, siempre pasaba algo que me perjudicaba a mí. Además, me iba a ver demasiado sospechosa contándole eso a alguien sobre una persona que ni conozco.

A medida de que iba llegando a la biblioteca cuando voy a cruzar no me percaté de que venía un vehículo en la misma dirección que yo iba, ya que estaba muy distraída escuchando música. Si, como ya ven suelo ser bastante ignorante en los momentos más inadecuados. Pero al parecer por una vez en la vida, la suerte me persiguió. Ya que antes de que el automóvil me pudiera dar, alguien me haló por el brazo derecho y me salvó de ser la cena de los cuervos esta noche.

-¡¿Acaso eres loca?! ¡¿Te quieres matar?!- Me grita un chico del cual he visto en la escuela un par de veces, en dos de mis clases y en los pasillos. -Perdón...- Es lo único que logro decir.
-Aish, no pidas perdón. Solo sé más atenta la próxima vez.- Me dice el chico, añado que también me mira algo enfadado. Es decir, ya se veía bastante frustrado pero creo que con los hechos anteriores, acabo de aumentar lo que sea que esté sintiendo.

-Si es que hay una "próxima vez."- Le digo en blanco. Realmente no me importaba si moría en ese momento. Bastante inútil me sentía con el hecho de que otra persona murió y yó lo sabia sin embargo nuevamente no podía hacer nada. -Oye, ¿te sucede algo?- Le digo cuando noto que él no me responde. -Eso no te incumbe enana, por lo que veo ya tienes bastantes problemas de los tuyos. Es mejor que te marches a la biblioteca, ya vas tarde.-

Lo miro con una expresión sorprendida. -¿Cómo sabías eso?- Él solamente me mira el pecho donde me encontraba aguantando algunas carpetas que decían al frente 'Biblioteca Pública de Crowsville'. -Es bastante obvio con esas carpetas, sin contar tus espejuelos, expresión facial y no olvidemos tu estatura.- El dice acentuando claramente el énfasis cuando habla sobre mi estatura.

En ese momento siento mi cara calentarse. -Cállate maldito infeliz, ¿acaso no tienes algo más importante que hacer, en lugar de insultar mi estatura y empeorar mi día?- Le digo casi gritando, mi orgullo ha entrado en acción. Siempre me pasa, uso mi orgullo como escudo para no mostrar lo que verdaderamente siento. Es un dilema bastante grande ya que por algún motivo u otro, alguien que de verdad me importa siempre termina lastimado. Por eso siempre ando sola. Pero ese no es el caso ya que este chico, es un completo desconocido.

-Perdón enana, no sabia que decir la verdad era un crimen.- El dice riéndose. Vale, se nota que hoy no es mi día. -¡Púdrete escoria del infierno!- Le digo y después de eso me marcho. -¡Cuidado que no te atropellen topo!-
Me volteo a mirarlo para insultarlo pero ya era muy tarde, el chico desapareció entre la multitud de gente. Suspiro profundo antes de seguir el camino hacia la biblioteca. 'Te veré en la escuela, imbécil. Esto no se quedará así.' Lo que yo no sabía era que esto era solamente el comienzo de una nueva etapa en mi vida.

𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora