-Iremos a la fiesta, Rubí.- Siento un cojín lanzado a mi cara.
Alan lleva tratando de convencerme todo el día para ir a la fiesta que mi amigo mejor conocido como Indiangel, tendrá hoy en su mansión o la mansión de su amigo; no estoy de humor para recordar dichos detalles. Cosa que no ha logrado ya que es casi imposible convencerme para asistir a una de esas vainas. Detesto el ruido, la gente sudada, música sin sentido, bebidas alcohólicas y sobre todo; los incidentes que suelen ocurrir.
Prefiero ir al parque y leer un buen libro de ciencias. Pero Evelina se encargó de decidir por mi, afirmando que iré a dicha fiesta. No tengo nada en contra de ella, pero se me hace bastante raro que ella tome una decisión así por mi; especialmente cuando a ella no le gusta que le hicieran lo mismo. No omitamos el hecho que ella odia las fiestas, pero también ella quiere que yo e Indiangel, seamos algo. ¿Porqué? Aún no sé. Su justificación es, 'quiere que yó sea feliz y que le de la oportunidad a un chico que se fije en mi.' Sin embargo veo eso poco posible, ya que Indiangel está enamorado de otra chica que por cierto; es sumamente buena por lo que él me ha contado. Se nota que se aman mucho.
-Ay porfis, ¿por mi?- Él me suplica por lo que creo que ya es la duodécima vez.
-Aish, vale. Está bien. Iré.- La frustración me llevó a este punto, el punto en el cual suelo estar de acuerdo con cosas cuando me irritan demasiado.
-Pero, no me puedes dejar sola. No conozco a casi nadie de aquí, y dudo que Evelina asista a ese tipo de cosa.-
-Tu amiga es demasiado para cosas así.- Alan comenta, pero yo noté la indirecta.
-Te gusta.- Levanto mi vista de la enciclopedia que tengo en mano, para fijarme en su cara.
Este se sonroja. Yo sonrío maliciosamente.
Te descubrí.
-Evelina captó tu atención. Interesante. Te gustan las chicas reservadas, buenas, calladas, e inteligentes. Sobre todo, humanas. Nunca te tomé como alguien que le gustara lo que tanto les educaron a odiar.- Digo en un tono coqueto.
El capta lo que digo, sin embargo el me mira con una cara de decepción. Él sufre la misma suerte que yo, no encontramos a nadie con el cual podamos compartir el amor. Realmente es algo que nos jode, especialmente a Alan. Él es muy sensible pese a ser un híbrido entre demonios. Después de todo, es mitad humano.
-¿Qué hora es?- pregunté mientras cerraba mi enciclopedia.
-Hora de que te lleve a casa de Evelina, quedaron en que ella te ayudaría para alistarte, ¿o me equivoco?- Él levanta una ceja.
-Sí, habíamos quedado en ese acuerdo.- Suspiro profundamente.
Me quiero matar.
-Bailemos esta noche- Esto me tomó por sorpresa.
-¿Qué dices?- me volteo para mirarlo.
No puedes estar hablando enserio.
-¿Porqué no? Después de todo nos llevamos bien, y no hay muchos híbridos que digamos; al menos no aquí.- Tiene razón.
No puedo negar que no seremos exactamente aceptados si llegan haber demonios, que por lo obvio se sabe que habrán al menos una docena de ellos.
-De acuerdo.- Respondo sin más titubeos.
-¿Qué?- El dice perplejo ante mi respuesta.
-Bailemos esta noche.- Es lo único que le respondo.
¡Holis!, espero os guste este capítulo. Sé que es un poco corto, pero prometo subir una segunda parte a este muy pronto. Bueno, no diré más.
Se despide,
-Anne.
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𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦
RomanceSiempre nos enseñaron a que no debemos jugar con fuego, pero nunca nos enseñaron cómo lidiar con el desastre que deja después del incendio. ------------- -Porque el infierno seguramente va arder.-