||Capitulo Bono #4|| "Quería dialogar más contigo."

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Miro por la ventana hacia afuera, la luna llena, brillante; hermosa en todo su esplendor.

Quiero hablar contigo...

Se estarán preguntando de quién hablo, aunque creo que la respuesta es bastante obvia; Indiangel. He pasado varias semanas hablando con él con más frecuencia en el trabajo, y también cada vez que tenemos la oportunidad en la escuela. Quedamos en salir hace unos días, pero esos planes se fueron con el viento, su novia lo necesitaba. Realmente no la entiendo, ella un día lo ama y al otro, lo odia y no quiere saber nada sobre él. Usualmente lo aconsejo sobre qué hacer cuando esta se pone de dicha manera, sin embargo ni eso funciona ahora. Con cada pasar de los días, ella se vuelve más difícil de tratar. Yo solamente trato de ayudarle como pueda, pero Evelina notó el cambio en nuestra amistad.

Escena retrospectiva:

-¿Así que tú con Indiangel, eh?- pregunta Evelina de la nada.

Yo la miro confundida.

-¿De qué hablas?-

-El cambio súbito entre ustedes dos, todos se han dado cuenta; incluyendo a Jeremías. Y realmente, no lo culpo. Ustedes actúan más como pareja, que el mismo y su novia.- Ella toma de su jugo, mientras toma otro bocado de su emparedado.

-Solamente somos buenos amigos.- Le respondo seriamente.

-Rubí, no soy boba. Ninguno de los que te conocemos bien lo somos. No estamos ajenos al hecho de que este chico, captó tu atención. No creo que sea nada malo, después de todo el y su novia llevan un mes dejados.- Evelina jamás se le escapa nada, ella es demasiado lista, como para caer en cualquier tipo de trampa o engaño.

-Bien, pero no quita el hecho de que ellos aún se aman.- Digo mirando de reojo a mi ensalada, ni la he tocado.

-Y tú bien boba como siempre, no te das cuenta de que él te presta más atención a ti que a ella o sus muchos escándalos dramáticos.- Ella mira mi ensalada.

No espero a que me pregunte, felizmente se la pasó.

-Come, tú no desayunaste hoy- le digo con una sonrisa.

Ella no se opone y acepta la ensalada. Al menos alguien le sacó provecho. No soy persona de comer mucho, pero créanme que cuando me entra el hambre; no hay quien me toque la comida. Tengo buen apetito en ese aspecto.

Miro a mi celular para verificar si tengo algún mensaje. Sin embargo me encuentro con el recordatorio de mis notas:

Encontrarme con Indiangel en la biblioteca local.
A las 12:30pm

Mierda. Quedé en encontrarme con él y ahora, voy tarde. Mierda.

-Evelina, yo- ella me detiene levantando su mano derecha y luego asiente.

-Ve tranquila, tú principe azul necesita de ti.- dice entre risillas.

-Lo mismo digo de ti con Alan.- esto le provoca a casi ahogarse con el bocado que tomó de la ensalada. Yo me rio un poco.

-Adiós.- Digo corriendo.

                   Fin de escena.

Miro la luna nuevamente.

Está hermosa.

Me levanto de donde me encontraba sentada en el piso de la sala, para luego comenzar a caminar hacia mi habitación. Cuando estoy apunto de entrar, mi celular comienza a vibrar, dejándome saber que se trata de una llamada entrante. Al ver que proviene de Indiangel, respondo sin titubear.

-¿A qué se debe esta llamada tan tarde en la noche?- trato de esconder mi emoción sobre que me haya llamado.

-Quería dialogar más contigo.- dice él, mientras yo celebro silenciosamente al otro lado del celular. -¿Qué haces despierta?-

-No podía dormir, así que observé la luna; hasta que me llamaste- digo mientras tomo asiento en la silla de mi escritorio.

-Qué bien, aunque he notado algo muy constante en ti. Eres más serena y feliz en horas nocturnas, que cuando es de día- tiene razón, es cierto.

-Bueno, gracias por notarlo supongo- miro al suelo, habían pedazos de vidrio roto en una esquina de mi habitación.

Hoy no fue uno de mis mejores días, tuve que  presenciar una chica tratar de lanzarse en frente un autobús, pero por suerte alguien la detuvo. Aunque fue un total alivio ver que alguien la pudiese detener, por dentro aún seguía destrozada. El mero hecho de que jamás puedo hacer nada, me destruye por completo. No saben cuán exhausta estoy de jamas poder tomar cartas en el asunto, sobre situaciones tan peligrosas que para colmos; yo suelo ver o soñar antes de que estas se den por cumplido.

-Rubí, necesito preguntarte algo- el suspira.

-¿De acuerdo?- comienzo a sentir un leve sentimiento de inseguridad, recorrer por mi interior.

-¿Crees que soy atractivo...?- internamente me da un infarto.

-Bueno con toda sinceridad, sí. ¿A qué se debe esta pregunta?- Respondo algo confundida.

-Nada es que, quizás por eso es que Naidime no quiere seguir conmigo. No omitamos que no soy el mejor en demostrar sentimientos. Soy pésimo para hacer una chica sentir bien...- el responde, un tono triste evidente en su voz.

-No deberías pensar así de ti mismo, es su pérdida si ella no quiere seguir. Lamento si esto suene cruel, pero no creo que alguien así verdaderamente te ama, y si te ama; lamentablemente ya es tóxica la relación. Ninguno de los dos debería seguir hiriéndose, es mejor dejar las cosas como son...- Respondo algo nerviosa.

-Gracias por ser honesta. Vale mucho más que las respuestas hipócritas que he recibido recientemente sobre esto...- susurra tiernamente.

Suspiro profundo, internamente intentando calmar mi emoción espontánea, debida a su comentario.

-No hay de qué, para eso son los amigos, ¿cierto?- Respondo sutilmente.

-Sí...- responde en un murmuro.

𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora