Me sentía completamente vacía, después de tanto que había pasado con él. No sabia ya ni cómo mirarlo sin querer llorar, sin querer gritarle. Su regreso fue un completo destroce para mi vida, para mi, para Alan, y Evelina no quería ni saber de él.
Jeremías, nos dejó a todos; sin razón alguna por continuar.
Yo era su mano derecha en todo, hasta que él decidió que los híbridos no eran lo suficientemente buenos y puros para andar con él. Mientras que él sigue siendo mensajero, pero con algunos dones de ángeles. Se cree mejor que todos nosotros. Me dejó en el olvido, y todo porque la que guiaba el concilio de los ángeles, le ofreció más poder.
Alan era uno de sus buenos compañeros, los dos no hablaban mucho. Pero hacían todo lo posible por mantener a los humanos de esta ciudad a salvo, cada vez que las brujas intentaban mandar demonios a susurrar horribles cosas en los oídos de los jóvenes que sentían que ya no podían más, ellos estaban ahí para impedir el ataque. Todos éramos, felices...Hubo un tiempo en el cual casi pensé, que el era el amor de mi vida. Casi. Pero no, aún así habían cosas de las cuales nadie entenderá, quizás solo Alan, y fue porque vio cuánto me dolía cada vez que él me menospreciaba. Todo por el poder, su orgullo y ego iban subiendo cada día más. Mi maldición fue rota, pero al él irse; nuevamente volvió. Con más precio, más dolor, y más lágrimas.
Jamás volvimos a ser los mismos, y Evelina; no lo volverá a ver de la misma manera. Evelina era mejor amiga de Jeremías, siempre trató de mantener la calma entre nosotros. Aunque ella fuese simplemente una humana y no supiese de nosotros; sabia que Jeremías nos estaba haciendo daño. El no le contestaba las llamadas, comenzó a andar más con los chicos populares, ósea los ángeles que se hacían pasar por humanos. Después de eso, se fue y no lo volvimos a ver hasta casi un año después. Que sería para el tiempo que yo e Indiangel comenzamos hablar.
Alan se graduó de ser Senior, todos estábamos allí, los amigos de Alan, Evelina y yó. Todos esperamos la aparición de Jeremías sin embargo, nunca llegó. Alan lloró, el veía a Jeremías como un hermano mayor. Inspiró a muchos a ser mejor persona, especialmente a Alan. Él tenía esperanzas de ser alguien mejor, de poder vivir una vida normal. Sin embargo todo lo que ha ocurrido, nos llevó a sentir, dolor y rencor.
Miro hacia donde acostumbrábamos sentar en mi sala cada vez que nos reuníamos.
Ahí fue donde tuve unos
de mis mejores recuerdos.Sonrío, pero mi sonrisa desaparece al instante de recordar la última vez que estuvimos todos reunidos ahí
-Alan, deberías ser más independiente y ya saber cómo controlar tus emociones.- dice Jeremías mientras sigue leyendo un libro.
-Eso trato, Jeremías. Sin embargo no todos tenemos los recursos que a ti te brindan tan fácilmente.-
Miro la cara de Jeremías y por conocerlo tan bien, sé que ese comentario no le gustó para nada.
Aquí vamos...
-No es culpa mía que seas tan torpe, que ni puedas superar a un demonio de baja clase.- Jeremías le responde mientras continúa leyendo.
-Oye, tampoco te pongas así. Solo decía la verdad y lo sabes. Entrenar se me da difícil, especialmente cuando tengo una madre en cama, y una hermanita pequeña de la cual tengo que cuidar. -
Debería decir algo...
-Rubí te puede ayudar con eso, bueno, siempre y cuando no se la pase distraída en su mundo de sueños como siempre.- ¿Pero y a este, qué le entró?
-Oye Jeremías, deberíamos calmarnos. Realmente no vale la pena discutir.- Miro hacia donde se encontraba Alan, coloco una mano sobre su hombro, en intentos de hacerlo sentir mejor.
Él solamente acaricia mi mano y la besa. No fue nada romántico. Es mas como cosa de hermanos. Le brindo una sonrisa, pero esta desaparece al instante de escuchar el celular de Jeremías sonar. Avisando que tiene una llamada entrante. Él no nos dirige ni una sola sílaba, solamente se encierra en mi habitación y comienza hablar con quién sea que lo llamó.
-¿Crees que sea uno de ellos?- Le pregunto, ya el sabe a quién me refiero. Los ángeles.
-Sin duda alguna- el suspira y mira si reloj.
-Me debo ir marchando, Apocalín sesupone que este llegando de la escuela.- el comienza a levantarse mientras yo agarro el libro preciado de Jeremías, y lo ojeo.
-No deberías estar jugando con cosas que no te pertenecen.- Alan me dice mientras se voltea.
-Cuídate Rubí, nos veremos cuando pueda- y así mismo se marchó por completo.
Jeremías aún seguía en la llamada y por curiosidad me dio con abrir el libro, del cual mi guardián mantenía solamente para él. Ojalá y jamás lo hubiese hecho. Porque me encontré con una carta de despedida para cada uno de nosotros.
Y la primera carta, iba en nombre mío...Como ya pueden ver, yo llevo ocultando cosas también, empezando por el hecho de que yó; sabia que Jeremías no volvería por un largo periodo de tiempo...
Hola, ¿cómo están? Lo sé hace mucho que no actualizo esta historia, me he enfocado un poco más en mi libro de frases, pero pronto eso cambiará también. Ya que he tomado por decisión cambiar el rumbo de esta historia. ¡Abronchense los cinturones, aún falta mucho más por descubrir!
Ahora todo se pondrá, 𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦.Posdata: Cada capítulo bono será un relato relacionado casi siempre con el pasado, muchas veces entre Rubí, Evelina, Jeremías y Alan. Indiangel aún permanecerá como: el misterio, misteriosamente, misterioso, jaja.
Se despide,
Anna Crystal.
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𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦
RomanceSiempre nos enseñaron a que no debemos jugar con fuego, pero nunca nos enseñaron cómo lidiar con el desastre que deja después del incendio. ------------- -Porque el infierno seguramente va arder.-