Ya han pasado exactamente dos semanas desde que Jeremías ha dejado de hostigarme. Dos semanas de paz, algo anda raro. Él insiste más que yó, cuando sé que algo pasará. No soy paranoica, pero tengo un sexto sentido; qué jamas me ha fallado.
No sigas prestándole atención a ese morón, Rubí. Me digo a mi misma. Quizás salir a caminar me ayude a calmar mi mente. Rápidamente busco mi capucha negra y agarro mi celular del escritorio que tengo en el cuarto, y salgo. Continúo mi trayectoria hacia la puerta principal, pero no salgo sin antes tomar mis llaves; que se encontraban en el counter de la cocina. Ojalá no esté tan lleno de gente el parque. Después de todo, son las 10:17pm.
Mientras saco los audífonos de mi bolsillo y les quito el nudo que tienen, no tardo mucho en este proceso notar que alguien me está siguiendo. Me volteo a 180° y observo atentamente para ver si encuentro a la persona; pero no hay nadie. Quizás es solo un gato, porque los perros son más ruidosos.
-¿Acaso buscas lo que no sé te ha perdido, mensajera?- Escucho una voz masculina hablar a mis espaldas. Demonio.
-¿Acaso no sabes mantenerte fuera de asuntos que no te incumben, demonio?- Respondo sin temor alguno.
-¿Donde está tú novio, el ángel guardián?- Escucho sus pasos acercarse a donde estoy.
-Voltéate, híbrida.-
No tengo tiempo para responderle, porque este mismo me hace voltear y mirarlo. Alan. Hablando de híbridos.
-Mírate en un espejo, demonio mal parido. Me dices híbrida a mí, y tú solo eres la mitad de lo que tus compañeros son.- Realmente no estoy de humor para las estupideces de Alan.
Se estarán preguntando, '¿qué tipo de relación tenemos?'
Una muy sencilla, cuando llegué acá al principio; Alan fue el único que me reconoció entre la multitud. Desde ahí decidí cambiar mi trayectoria de cómo dirigirme hacia los demonios; al menos con él. En corto, somos buenos amigos. Pero hoy no es uno de mis mejores días, ya que me llegó la gran noticia de que quizás cierren la biblioteca; el único lugar en el cual me siento segura. No contemos que mi relación de amistad con Indiangel, ha cambiado un poco; me he vuelto más distante con él.
-Aún así sigues siendo menos que yó, híbrida.-
El siempre hace esto, cada vez que nos cruzamos en los caminos; me jode por ser mitad mensajera, y mitad humana.
-No estoy de humor, Alan. Así que de buenas te pido que por favor no me hagas enojar.- Le digo a este.
-¿Qué te sucede? Usualmente te ríes cuando bromeo sobre lo que eres.-
Mierda, tampoco quiero hacerlo preocuparse, y más cuando se trata de mi; no me gusta ser el centro de atención.
-Rubí, habla.- El coloca una de sus manos sobre mi brazo izquierdo.
-Quiero ser normal, Alan. Me estoy hundiendo cada día más en esta maldita depresión, gracias a esa maldición...- suspiro aguantando las lágrimas.
Su mano aprieta mi hombro un poco. El me brinda una mirada de empatía.
-Vayamos por un café, ¿si?- yo solamente asiento con mi cabeza.
Caminamos al lado del uno al otro, mientras yo miro al suelo; Alan comienza a silbar.
-¿Rubí?-
Escuchamos la voz masculina de alguien hablar a nuestras espaldas. Tan solo con escuchar la voz ya se de quién se trata, Jeremías.
-¿Qué quieres?- Le respondo de manera cortante sin voltearme. Solo lo escucho suspirar.
-Habla.-
-Solo...solo ten cuidado.-Nos volteamos a la misma vez para así mirarlo, noto una chica a su lado. ¿Novia? Mejor, me lo quito de encima, ella lo mantendrá ocupado por mi.
-Te dije que no me buscases amenos de que...- él me detiene.
-Lo sé. Solo trato de cuidarte, Rubí. Ellos no son de confianza.- Responde Jeremías, llevaba una expresión de preocupación en su rostro.
-No metas a Alan en esto.- Mi tono cortante sale nuevamente.
Detesto que juzguen a alguien por lo que es. Mejor conoce a la persona, o simplemente; cállate.
-Alan, sabes lo que le pasará a los tuyos si tan solo un cabello en su cabeza está mal puesto; empezaré por tu familia.- Jeremías dice con un tono amenazante.
Hasta ahí llegaste.
-¡Jeremías!- me acercó hacia donde el se encuentra y enderezo mi postura.
La chica que llevaba a su lado se para en frente de él. ¿Enserio, novia protectora? Ella busca lo que no se le ha perdido.
-Cuida tu lengua, híbrida.- Ella sonríe al decir ese comentario.
¿Así seremos Jeremías? Vale.
El me mira nerviosamente, lo trata de disimular sin embargo; sus intentos son completamente en vano.
-¿Y a ti quien te invitó a esta conversación, pasatiempo?- Su cara de orgullo se le va al escuchar este nombre.
Ella sabe perfectamente sobre qué le estoy hablando.Ahora soy yó quién sonríe.
-Rubí, calma.- Dicen Alan y Jeremías a misma vez, casualmente.
-La próxima vez que trates de denigrar quien soy, mírate en un espejo; pelandusca.-
-Bien chicas, creo que es mejor que nos calmemos todos, y vayamos a nuestros respectivos hogares; preferiblemente en una pieza.- Dice Alan, suavemente halando mi brazo izquierdo. Yo lo dejo, por el simple hecho de que no me bajaré más a su nivel; demostraré ser mejor.
-Alan, asegúrate de que ella se esté alimentando bien.- Jeremías le avisa, Alan solamente me mira de reojo.
Aquí vamos...
¡Hola! Espero que todos estén bien, lamento la tardanza. Les aseguro que habrán mas capítulos durante lo que queda de esta semana, y la cual se aproxima. Espero que os haya gustado este capítulo, pronto las temperaturas aumentarán de gran magnitud; por algo el libro se titula, 'Candente'. 😉😘
Posdata : Alan y Jeremías no se llevan bien, pero tratan de mantener el control por Rubí. Ella como ya pueden ver es una chica muy especial, pero ha sido tan herida, que en estos momentos se encuentra frágil mentalmente. Como han notado, ella une en un cierto sentido a las personas, trae paz. Bueno, no les diré más; dense cuenta a medida de que vayan leyendo. Bye bye. 😘😘
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𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦
RomanceSiempre nos enseñaron a que no debemos jugar con fuego, pero nunca nos enseñaron cómo lidiar con el desastre que deja después del incendio. ------------- -Porque el infierno seguramente va arder.-