-¿Enana?¿Enana...?¡Enana!- Me gritan sacándome de mis pensamientos. Miro a mi lado, era él. 'Otra vez no, por favor.' Pienso, al parecer fue en voz alta; ya que la expresión de felicidad del chico termina, convirtiéndose en una mirada seria y fría. Calmo mi mal humor y suspiro. -Toma.- Le digo dándole mi mano, él sorprendido, la toma. Lo ayudo a levantar y aseguro de que me mire y le ofrecí una pequeña sonrisa. El me la devuelve y me da mi mochila, que al parecer se me calló durante la caída.
-¿Porqué ibas con tanta prisa?- El chico, me pregunta. -Jeremías.- Es lo único que contesto. Asumo que con escuchar ese nombre, sabría de quién hablo. Al parecer ese no fue el caso.
-¿Jeremías, quién?- Suspiro profundo, preparándome para darle una breve explicación de quién es el imbécil, que me dañó el día; pero también me hizo un favor.-El chico más popular de esta escuela.- Le digo. El mira nuestro alrededor antes de mirarme a los ojos.
-No es tan popular, si yo no sé quién es. Así de insignificante es.- El me dice riéndose. Yó ruedo mís ojos. -Para tí.-
-Exactamente. Si no sé quién es, no es tan importante.- El dice con un tono de orgullo y altivez.-Cómo digas...¿cómo te llamas?- Le pregunto, un poco abochornada.
-Indiangel.- Él me contesta, corto y preciso. -Bien, Indiangel. Cómo digas.- Le digo y él, solamente se encoge de hombros. -Yá que terminamos esta conversación, ¿quieres que te acompañe a la biblioteca? Así no mueres y conozco un poco más sobre tí, enana.- Yó respiro hondo antes de responder. -Me llamo, Rubí.- El me mira seriamente. -Está bien, enana.--Hijo de perra, ¿acaso eres sordo?- Le digo algo enfadada. El se ríe en mi cara. -Enana, te queda mejor. Además es más fácil, hasta que me aprenda tu nombre, te quedarás como 'enana'. Yó ruedo mis ojos. -Imbécil.- Digo y empiezo a caminar para salir del instituto. -¡Hey, espera!- Él me dice, aligerando su paso para poder alcanzarme.
-¿Qué quieres?- Le digo ya irritada por completo. El me mira seriamente, levanta su mano izquierda y me entrega un papel doblado. -¿Y esto, qué es?- Le pregunto, sospechosamente. -Mi número, en caso de que el tal Jeremías, te vuelva a molestar. No dudes en avisarme, ninguna chica debe ser acosada; especialmente por un chico sin cerebro.- El me dice y se va.
-¡Espera! Yó, nunca te dije que él me estaba acosando.- El me ignora y sigue su camino, levantando su mano derecha meneándola, en forma de 'adiós'.
Solamente una pregunta estaba pasando por mi mente. '¿Cómo él, sabía exactamente lo que sucedió con Jeremías?'
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𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦
RomantikSiempre nos enseñaron a que no debemos jugar con fuego, pero nunca nos enseñaron cómo lidiar con el desastre que deja después del incendio. ------------- -Porque el infierno seguramente va arder.-