2. "¿Jeremías, quién?"

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-¿Enana?¿Enana...?¡Enana!- Me gritan sacándome de mis pensamientos. Miro a mi lado, era él. 'Otra vez no, por favor.' Pienso, al parecer fue en voz alta; ya que la expresión de felicidad del chico termina, convirtiéndose en una mirada seria y fría. Calmo mi mal humor y suspiro. -Toma.- Le digo dándole mi mano, él sorprendido, la toma. Lo ayudo a levantar y aseguro de que me mire y le ofrecí una pequeña sonrisa. El me la devuelve y me da mi mochila, que al parecer se me calló durante la caída.

-¿Porqué ibas con tanta prisa?- El chico, me pregunta. -Jeremías.- Es lo único que contesto. Asumo que con escuchar ese nombre, sabría de quién hablo. Al parecer ese no fue el caso.
-¿Jeremías, quién?- Suspiro profundo, preparándome para darle una breve explicación de quién es el imbécil, que me dañó el día; pero también me hizo un favor.

-El chico más popular de esta escuela.- Le digo. El mira nuestro alrededor antes de mirarme a los ojos.
-No es tan popular, si yo no sé quién es. Así de insignificante es.- El me dice riéndose. Yó ruedo mís ojos. -Para tí.-
-Exactamente. Si no sé quién es, no es tan importante.- El dice con un tono de orgullo y altivez.

-Cómo digas...¿cómo te llamas?- Le pregunto, un poco abochornada.
-Indiangel.- Él me contesta, corto y preciso. -Bien, Indiangel. Cómo digas.- Le digo y él, solamente se encoge de hombros. -Yá que terminamos esta conversación, ¿quieres que te acompañe a la biblioteca? Así no mueres y conozco un poco más sobre tí, enana.- Yó respiro hondo antes de responder. -Me llamo, Rubí.- El me mira seriamente. -Está bien, enana.-

-Hijo de perra, ¿acaso eres sordo?- Le digo algo enfadada. El se ríe en mi cara. -Enana, te queda mejor. Además es más fácil, hasta que me aprenda tu nombre, te quedarás como 'enana'. Yó ruedo mis ojos. -Imbécil.- Digo y empiezo a caminar para salir del instituto. -¡Hey, espera!- Él me dice, aligerando su paso para poder alcanzarme.

-¿Qué quieres?- Le digo ya irritada por completo. El me mira seriamente, levanta su mano izquierda y me entrega un papel doblado. -¿Y esto, qué es?- Le pregunto, sospechosamente. -Mi número, en caso de que el tal Jeremías, te vuelva a molestar. No dudes en avisarme, ninguna chica debe ser acosada; especialmente por un chico sin cerebro.- El me dice y se va.

-¡Espera! Yó, nunca te dije que él me estaba acosando.- El me ignora y sigue su camino, levantando su mano derecha meneándola, en forma de 'adiós'.

Solamente una pregunta estaba pasando por mi mente. '¿Cómo él, sabía exactamente lo que sucedió con Jeremías?'

𝘊𝘢𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora