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Aún estando en el siglo XXI era asqueroso para muchas personas saber que había hombres que eran capaces de dar a luz como una mujer; que había mujeres y hombres que nacían con la habilidad de cambiar a una forma animal.
La imperfección humanizada en esas gentes era creación del diablo.
Muchas personas estaban en contra de todo eso, era difícil para todas esas personas "normales" aceptar aquello.
Una de esas personas era Hyuna, pero no era momento de hablar de ello por que justo había recibido una buena noticia y todos merecían enterarse. La hermosa mujer había recibido la noticia de que esperaba un bebé y estaba feliz por ello. Ya quería darle la noticia a su marido de tan maravilloso milagro que por tanto tiempo estuvieron esperando.
Para su suerte, al llegar a casa se encontró con su esposo que miraba las noticias en el televisor, se acercó a él con las mejillas sonrosadas y con una notable emoción.
-Mi amor, que bueno que estás en casa.-Dijo mientras se sentaba en el regazo del hombre mientras juntaba sus labios en un beso.-Te tengo una sorpresa.
-Dime entonces. Te veo muy emocionada mujer.-Respondió con voz dulce mientras sus pulgares dejaban leves caricias en la cintura de la mujer.
-Digamos que algo chiquitito pronto ya no será tan chiquito y estará aquí con nosotros.-el hombre hizo una mueca sin entender.-Tendremos un bebé-Soltó sin más.
Al final la pareja lloro y celebró hasta que la noche cubrió la ciudad con su oscuridad. Ambos llamaron a su familia para darles la noticia. Después de tantos intentos, por fin se había logrado lo que más anhelaban. Un bebé.
Ahora nada podía salir mal. Todos sus planes y sueños se estaban cumpliendo de a poco. Absolutamente nada tenía que corromper eso.
• • •
Pasaban de las doce de la noche, una pareja caminaba inquieta y con pasos apresurados por las calles obscuras. Hyuna cargaba a su bebé envuelto en dos pequeñas cobijas azul celeste. La fémina parecía nerviosa, miraba hacia todas las direcciones posibles y su esposo daba leves apretones en su hombro izquierdo para tratar de calmarla.
Las pocas personas que caminaban a su alrededor los miraban curiosas, no evitaron que sus pasos se hicieron más rápidos y sus rostros se agacharan. Tal vez estaban levantando muchas sospechas o tal vez no, pero tenían los nervios a flor de piel.
Por fin habían llegado a un callejón, se adentraron en lo más profundo donde había una pequeña montaña de bolsas de basura apiladas.
-Hazlo rápido mujer.
-N-no puedo hacerlo... Podemos darlo en adopción.
-Ya tomamos la decisión y estamos aquí.-Apretó a la mujer del brazo con fuerza haciendo que chillara de dolor.-No puedo creer que hayas dado a luz a un monstruo...-Dijo con asco mirando a su esposa directamente a los ojos.
