¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No tenía intención de regresar a casa esa noche o quizá en tres días más pero realmente no estaba teniendo suerte. Hyungwon a estás alturas estaba seguro que ya había recorrido toda la ciudad en su auto en busca de alguien que estuviera dentro de sus estándares.
Alguna chica o chico con buen cuerpo, de edad joven como siempre y algo que solo era para el: de bonito rostro. No había encontrado a nadie que entrara en esas tres. Tenía hambre de algo apetitoso como la carne humana, por ejemplo. Pero se reusaba a comer carne de animal está vez o cualquier otra porquería.
Podía aguantar un par de días pero, llevaba tiempo sin probar una buena carne con vino, merecía darse un lujo. Después de todo trabajaba duro diariamente.
Al fin y al cabo Hyungwon gustaba de comer carne humana y era algo que no podía sacarse simplemente por qué si, ya se había convertido en un hábito y costumbre. Llevaba seis meses sin degustar de la carne humana y su cuerpo comenzaba a pedirla a gritos.
Hyungwon vivió en una familia de endocanibales por lo tanto no consideraba lo que hacía como algo repugnante, extrañó o malo. Estaba seguro que en Corea había por mucho unas quinientas personas más aparte de sus allegados con sus mismos gustos.
Pero, uh... Para poner un poco en contexto, no estamos hablando de una situación acercada a una época lejana dónde quizá el salvajismo era más común y imperaba el instinto y sobre todo la superstición; hablamos de algo un poco más actual y por lo tanto era un tema algo prohibido.
Porque era algo no muy bien visto actualmente. Algo totalmente repugnante y digno de un psicópata. Algo que se considera como un gran crimen así que no podía estar gritando por ahí a los cuatro vientos “¡Hey! Practicó el canibalismo desde niño y estoy bien con ello!" Por una mierda, estuvo tentado de revelarlo a muchos de sus amigos cercanos pero siempre se detuvo porque sabía el peso que conllevaba aquella confesión.
Hyungwon suspiró poniendo en marcha de nuevo su auto después de apagar su cigarrillo y tirarlo por la ventana. Estaba cansado y la cafeína no era su mejor opción para mantenerse despierto. Necesitaba dormir con urgencia pero su hogar se encontraba al otro lado de la ciudad y para su terrible mala suerte su dinero se había agotado en gasolina y cajetillas de cigarros además de que tampoco llevaba ninguna tarjeta de crédito encima así que no podía darse el lujo de dormir en un hotel corriente de la zona donde se encontraba.
Para cuando llegara a su hogar estaría por amanecer, agradecía enormemente que fuera domingo y no tuviera que laborar. El pelinegro bostezó con la mirada fija en el frente y las manos apretando firmemente el volante.
Se daba cuenta que estaba siendo muy exigente ahora para encontrar un buen candidato pero no podía culparse, no es como si el cuerpo humano fuera muy nutritivo además de que gracias a sus padres creía fielmente que todo dependía más que nada de la edad del sujeto, de que tan bien estuviera cuidado su cuerpo y también de salud aunque lo más importante era: el como se iba a cocinarse.
