¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minhyuk llevaba un par de horas formado en la fila del banco, había por lo menos veinticuatro personas antes que el. Era aburrido y cansado estar parado ahí, dando pasos de tortuga cada vez que por fin era turno de alguien.
En su momento Lee pensó en marcharse y decirle a su mamá que regresaría después a pagar aquella deuda que tenía que ser liquidada antes de fin de año. Pero, el hombre que estaba detrás de él comenzó a hacerle la plática. Por un lado estaba bien, porque solo tal vez se podía distraer un poco y cuando menos lo imaginara, sería su turno; y por otro estaba muy mal. Porque Minhyuk hablaba hasta por los codos y le gustaba contar su rutinaria vida a quien fuera que tomara la iniciativa para comenzar una conversación amena con el.
Sonará extraño, pero Minhyuk no tenía ni un amigo siendo tan parlanchín y amigable. Siempre que quería desahogarse de sus problemas, no tenía a nadie a quien contarle sus desgracias y que mejor que contárselos a un desconocido que jamás volvería a ver.
Es fácil decir “puedes hablar solo” porque tal vez eso es lo que suele hacer la mayoría de la gente cuando no tienes a nadie que la escuché y porque son conformistas.
Minhyuk no era así, no quería hablarle a la nada sin recibir una opinión o una solución, el quería recibir una respuesta que no fuera la del silencioso mismo donde solo se escuchaba el ruido que provocaba el mismo aire y las cosas a su alrededor.
Por eso ahora se encontraba muy concentrado en contarle su último problema a aquel chico alto y delgado que lo escuchaba con toda su atención.
Hyungwon era el nombre de aquel que se había atrevido a dirigirle la palabra a ese chico que de lejos parecía un ratito.
-Eres...muy interesante y ciertamente, eres un mar de problemas y emociones de adolescente. Aunque si no mal recuerdo dijiste tener veinte. Así que supongo que no está mal, para tu edad.-Dijo mirando a una de las personas que salían de aquel banco de segunda.
-Bueno, te conté casi todo de mí. Menos mis secretos, esos no te los cuento porque dejarían de ser secretos.-El delgado asintió dándole la razón.-Cuéntame algo de tí.
-Emm...No hay mucho que decir. Mi nombre es Hyungwon ten-
-Lindo nombré.
Interrumpió el pelirrojo con una sonrisa; Hyungwon inhaló aire con molestia. Le desagradaba que lo interrumpieran.
-Tengo treinta y cinco años-Prosiguió.-Tengo un empleo donde ganó lo que quiero. De hecho, soy el jefe. Pero, igual mis "trabajadores" ganan lo que quieren así que no hay mucho de lo que me pueda quejar.-Se encogió de hombros.
-Genial, ¿Cuál es tu trabajo?-Pregunto con curiosidad.
Los labios de Hyungwon se curvaron formando una sonrisa, saco su celular y mando un mensaje. Cuando su celular volvió de nuevo a la bolsa de su pantalón miro al chico que seguía esperando una respuesta.